14/1/14

VII UN SONETO SIN QUE NADIE ME LO MANDE



A sílabas cuntadas, ça es grant maestría (GONZALO DE BERCEO)

En la poesía actual se han ido abandonando de forma progresiva la métrica, la rima y otras formalidades, considerándolas un lastre para la inspiración del artista. Una vez se acostumbra uno al verso libre, resulta difícil volver a la clásica tarea de componer versos rimados en estrofas bien medidas. Resulta curioso, sin embargo, que lo primero que sale, casi de manera espontánea, en los primeros tanteos como aprendiz de poeta -estado del que yo debo confesar nunca logro salir del todo- es el verso rimado. Por lo general, el octosílabo en rima asonante alternativa -el romancero, vaya-. Y si uno expurga un poco en los orígenes de las diversas literaturas de las lenguas romances, veremos que el verso aparece antes que la prosa.

Para mí es bastante dudoso que quitarse de encima las complicaciones formales clásicas -medida, rima, estrofas…- facilite una poesía más inspirada o más acorde con lo cordial y sentimental que busca manifestarse precisamente por la poesía. Nietzsche dijo de los griegos, de su poesía, que habían inventado el arte de "bailar con cadenas". Y yo creo que su valoración de las cadenas, en este caso, puede ser compartida. Porque las trabas formales que dificultan la expresión poética tal vez favorezcan la inspiración, en vez de estorbarla, al funcionar como un señuelo para la mente discursiva, que distrae entorpeciendo el proceso de las razones del corazón que la razón no comprende, razones propias de los mundos sutiles, que decía Machado.

En verso, todo esto se podría decir así:

INSPIRACIÓN


Mientras la lechuza duerme 
y sueña entretenida 
con la rima, el ritmo y la medida,
las musas vienen a verme. 

Premonición del verso,
se adentra la palabra
en un futuro incierto.

Y ahora el soneto. Me gusta componer sonetos que luego rompo de manera inmisericorde una vez que entiendo han sido conseguidos -a mi criterio-. Este que incluyo aquí, sobre un tópico clásico y escrito hace ya años, se ha ido salvando por los pelos de las sucesivas purgas que suelo hacer sobre mis papeles escritos.



TEMPUS FUGIT


Por no hacer mudanza en su costumbre (GARCILASO DE LA VEGA)


Cada estación le tiende una emboscada
a éste mi corazón desprevenido;
nada le sirve de cuanto ha vivido
a la hora en que acecha la celada.

Como aquejado sueño en el olvido
de una memoria tan desmemoriada,
vivimos en penumbra derramada
sobre un es que no fue y aún no ha sido.

Cayó la flor y el árbol se desnuda.
Y el verdor y la brisa ya han pasado
como si nada hubiera sucedido.

Y baja como nieve en danza muda
sobre mi corazón desarropado
la amarga desazón de lo perdido.



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