tag:blogger.com,1999:blog-80967887241095832562024-02-07T11:50:05.099+01:00Cálamo currenteComentarios, reflexiones y experiencias de un pedagogo apócrifoBenito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.comBlogger76125tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-35067104979783919512019-05-23T13:10:00.005+02:002019-05-23T13:10:34.485+02:00<h2>
<span style="font-kerning: none;">4.- LA CAJA NEGRA Y SU GRAMÁTICA</span></h2>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; font-size: 10px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 11px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><i></i></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><i><span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">“Una gramática es la organización articulada de nuestras percepciones, nuestra manera de pensar, nuestras experiencias, de nuestra consciencia y sus formas de comunicarse consigo misma y con los otros” (GEORGE STEINER)</span></i></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Imaginemos al extraño observador descrito más arriba<b> </b>mirando desde fuera una escuela normal y corriente —aquí no contamos con las estadísticas; para muestra, un botón basta—. A primera vista, verá un recinto rodeado por una verja, un edificio rectangular más al interior y allí dentro una serie de habitáculos que todavía no verá. Le parecerá este edificio una especie de <i>castillo</i> rodeado por el típico <i>foso</i>, llamado por algunos pedagogos modernos espacio reservado para el <i>segmento de ocio</i>, y que el vulgo conoce como <i>el patio de recreo</i>. Además de este foso, el edificio tiene otros muros y defensas, como castillo que es, sus celdas y sus torreones, sus aposentos para el señor del castillo y los nobles que le sirven, su sala para las asambleas, las dependencias donde se guardan los legajos y las armas, las aulas, que ahora se van llenando de ordenadores, de pizarras digitales, de los smarphones que llevan ya los muchachos —cada vez con menos edad— en sus mochilas, de peso aparentemente cada vez más liviano por fuera y más peligroso por dentro… Cajas Negras dentro de Cajas Negras, como si toda la Escuela fuera como esas muñecas rusas que, todas iguales, se contienen unas dentro de las otras. Nuestro extraño observador, como cualquiera que mire la escuela por fuera, verá lo que entra y sale de la caja del edificio escolar, pero no sabe nada de la mecánica que pone en marcha la institución escolar ni del trajín interno que justifica su existencia. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Nuestro extraño observador tendrá que ir penetrando poco a poco en la Caja Negra y al tiempo que vaya deshojando las sucesivas capas que constituyen su envoltorio de envoltorios, rebuscar en su oscuro misterio interior su lógica de funcionamiento, es decir, la lógica su gramática. Y adelantamos ya lo siguiente: que cada vez que quite una capa, se encontrará indefectiblemente con otra capa igual de la misma cebolla, del mismo modelo, con entradas y salidas y un proceso oculto, invisible, que suponemos hay allí en el fondo de la caja. Y que por mucho que la tarea de destapar capas de cebollas lo haga llorar enternecido, no verá nada debajo de las capas que conforman este particular bulbo que no sean capas y capas hasta dejarlo pelado. Es decir, cada vez que destape o desarme una Caja Negra, aparecerá, como veremos, otra Caja Negra que sustenta a la que ha sido destapada. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">La última capa que debería ser destapada y que es en realidad la primera que da sostén a toda la organización de la <i>Caja Negra</i> es la de los muchachos y muchachas que este extraño observador ve entrar y salir por la verja del edificio. Se da por sentado que todo cuanto se programa para ser enseñado, las <i>entradas</i>, penetrará sin más en las cabezas de todos los aprendices, pues así ha sido estipulado según la ley que reconoce ese derecho. Pero penetre o no en sus cabezas —que está por ver—, el problema es saber qué hace cada muchacho o muchacha con aquello que les inyectamos y que continuamente se le pide que expulsen fuera para ser comprobado, mediante exámenes, exámenes y exámenes. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Adelantemos también esta constatación: la poca coincidencia que suele haber entre las <i>entradas</i> y las <i>salidas;</i> y aún si las hay, tampoco esto nos dirá nada sobre el trajín interior a que ha sido sometida la enseñanza recibida e cada alumno. Y esto es justamente lo que se nos escapa en el fondo de la Caja Negra y justamente lo que debería justificar en última instancia la existencia de esta institución, la Escuela, a saber: que los aprendices hacen algo con aquellas informaciones que reciben y la convierten en carne de su carne y sangre de su sangre, es decir, <i>se educan, se forman</i>, adquieren una forma, de manera que cuando salgan por la verja del castillo después de tantas y tantas idas y venidas con un título debajo del brazo sean mejores personas, en toda la extensión de las palabras, que eran cuando entraron por vez primera en el edificio.</span></span></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Esta es, en apretada síntesis, la tesis que vamos a mantener en estas reflexiones sobre la Escuela. Debajo de cada capa de la estructura del modelo educativo que tenemos, no hay sino otra capa formalmente estructurada, de manera que nuestro observador no encontrará nada sustancial que contengan las capas de la cebolla, sino siempre cebolla y nada más que cebolla, tarea que hará llorar sus ojos, extrañados de ver lo que ven, es decir, lo que no ven; que nuestro imaginario y extraño observador, después de esta su primera visita y todas las demás tratando de entender el funcionamiento de esta Caja Negra, luego “fuese y no hubo nada”, como dijo el clásico.</span></span></div>
<div>
<span style="font-kerning: none;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-63140896267982140332019-05-23T13:09:00.004+02:002019-05-23T13:09:28.943+02:00<h2>
<span style="font-kerning: none;"><b>3.- UN MODELO DE ESCUELA: LA CAJA NEGRA</b></span></h2>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; font-size: 14px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 16px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><i></i></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-size: 16px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 19px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">En uno de los diálogos que Ítalo Calvino intercala en sus Ciudades Invisibles, el Khan pregunta a Marco Polo, el viajero, por qué habiéndole hablado de tantas ciudades no le ha dicho nada de Venecia. Y Polo le contesta: “Cada vez que describo una ciudad estoy diciendo algo de Venecia. Para distinguir las cualidades de las demás ciudades, debe hablar de una primera ciudad que está implícita. Para mí, es Venecia”. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Todos somos viajeros como Marco Polo y cuanto vemos son ciudades invisibles. Para traer una ciudad a la luz es preciso verla desde una que es modelo o arquetipo de ciudad y así la conservamos en la memoria. Luego, esta especie de visión arquetípica se tiene que desplegar en forma de discurso, en palabras y tiempo, para ser contada; así se convierte en crónica, <i>anamnesis</i>, relato, memoria. A esta memoria remite, para ser efectivamente comprendida —de com-prender, prender con—todo cuanto se manifiesta y sale a la luz del caos invisible de la realidad. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-kerning: none;"></span><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Voy a utilizar esta idea de Calvino para referirme a un modelo de Escuela —entendiendo esta palabra, “escuela”, en su sentido amplio, es decir, como institución de enseñanza en todos sus niveles y formas. A este modelo que considero hoy en día vigente y operativo en todas partes —que no nos engañen las apariencias con las que la política autonómica reviste la realidad— lo voy a llamar la Caja Negra. La <i>Escuela</i> como institución se nos presenta bajo el modelo generativo —su gramática— de una <i>Caja Negra</i>.</span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Las Cajas Negras de los aviones nos dicen cómo fue el accidente que no pudo evitarse, pues la Caja Negra no avisa, sino que certifica lo que ya ha ocurrido. Las Cajas Negras que se usaban en la II Guerra mundial para proteger los datos de los equipos de transmisión tampoco podían informar de nada al enemigo, pues explosionaban al abrirlas. Las Cajas Negras que usamos hoy a diario en forma de nuevas tecnologías no sabemos cómo funcionan porque su interior es un misterio cuyo acceso nos ha sido vedado. Aparte de nombrar los artilugios citados, B. F. Skinner usó también este término, <i>Caja Negra,</i> para referirse a la psicología humana y su manera de entenderla y estudiarla, o sea, la <i>psicología</i> <i>conductista</i>.</span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">¿Cómo saber qué ocurre de verdad en la Caja Negra de la Escuela sin que explosione en nuestras manos y nos sirva en cambio para diagnosticar sus averías y orientar su posible mejora? ¿Cómo estudiar una realidad compleja como la Escuela, donde se junta gente, de manera que se pueda estar a la vez fuera y dentro para mantener la complejidad de los factores humanos sin menoscabo de la objetividad del propio diagnóstico? </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-kerning: none;"></span><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Toda gramática, como ocurre con la gramática de la lengua que hablamos, funciona sin pensarla –-todos hablamos en prosa sin saberlo, como el personaje de Moliere —, sin que sea puesta en cuestión<i>. </i>El modelo, la gramática, es<i> </i>lo que no se discute, lo obvio, nuestra mentalidad o manera de leer y entender el mundo que tenemos delante de nuestras narices. Y esto es lo que queremos sacar a la luz para saber qué le pasa hoy a la Escuela que tenemos<i>.</i></span></span></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-size: 12px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 42.5px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><i></i></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-76082054033250829872019-05-23T13:07:00.004+02:002019-05-23T13:07:24.951+02:00<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; font-size: 14px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal;"><br /></span></div>
<h2>
<span style="-webkit-font-kerning: none; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal;">2.- </span><span style="font-kerning: none;">UN EXTRAÑO EN MI ESCUELA</span></h2>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; font-size: 14px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-size: 14px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Imaginemos a un profesor o profesora que llega por primera vez a una Escuela y se pone a mirarla no solo atentamente sino con ojos nuevos —si esto es posible—, como si viera todo aquello por primera vez, como un extranjero, casi como un extraterrestre, una especie de “extraño paparazzi”. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Cuesta trabajo imaginar lo que pueda tener de nueva esa mirada, pues por nuevo que sea el profesor en lo que a su edad se refiere, se trata de alguien que vuelve a un sitio en el que lleva ya, como quien dice, toda su vida, y del que, en realidad, nunca ha salido sin permiso: su infancia, su adolescencia y su prolongada juventud las ha pasado entre las paredes de un aula. Desde los tres añitos apenas cumplidos ha entrado en este lugar o en otros parecidos y ha hecho su parvulario y luego su primaria, su secundaria, su bachillerato y tal vez una carrera, corta o larga. Ahora es, por tanto, como si después de unas brevísimas vacaciones volviera de nuevo a casa con un flamante contrato de trabajo o como interino o con unas oposiciones recién aprobadas. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Si este profesor nuevo llega allí como funcionario, sabrá ya sin duda a qué cuerpo y nivel pertenece —y sus correspondientes emolumentos—, pues los profesores, como todos los funcionarios, están ordenados como los tornillos en cuerpos de distinto tamaño y grosor. Y según esto, le corresponderá a nuestro profesor habérselas bien con pipiolos con los esfínteres todavía descontrolados, con enanos jorobados, con larguiruchos adolescentes o con mozos y mozas en edad de merecer. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Este profesor no nos puede servir entonces como observador cualificado, pues sus ojos, como suele pasar, se habrán vuelto ciegos por las costumbres adquiridas, como hemos dicho, por una larga estancia en el lugar y mirando desde una sola perspectiva o punto de vista. Y, además, por su obligatorio confinamiento, le faltarán otros referentes de la vida que bulle fuera de las aulas con la que poder comparar la vida de las aulas. Joven como es, con todas las ventajas que tiene la juventud, no tiene sin embargo la virtud de la experiencia, algo esencial y básico cuando tenemos que habérnoslas con realidades complejas en las que el factor humano es determinante. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Hay que imaginarse, pues, otra clase de observador que sea totalmente forastero y extranjero, que venga de otra cultura, otro planeta, otra galaxia. ¿Pero qué podría ver este forastero, si viera algo, ayuno de toda referencia previa, si como parece ser no podemos ver sino aquello que de algún modo ya hemos visto? Esta especie de extraterrestre tendría que ofrecernos, al mismo tiempo que unos ojos realmente nuevos y forasteros, su experiencia de las formas de vida de los terrícolas de esta parte occidental del mundo, sus costumbres, negocios y trajines, sus oficios y las maneras de ganarse el pan y producir bienes y servicios. Alguien que, aún tratándose de un funcionario, no sólo tuviera años de servicio, sino también años de experiencia. Un paradójico observador que ofreciera a la vez junto a los ojos extrañados de un niño la comprensión de alguien que ya ha vivido lo suyo, un <i>antropólogo inocente </i>sin prejuicios etnocéntricos, ni intereses espurios, ni presupuestos metodológicos, ni anteojeras de ninguna clase, pero que entiende bien lo que ve porque ya lo ha visto bien visto.</span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Como todo buen observador, debería tener la doble propiedad de hacerse invisible a los observados y poder viajar por el espacio y el tiempo, para hacer historia y geografía de las cosas, sin estar sometido a los condicionamientos de las opiniones del común. Y estar en uso pleno de sus facultades de sentido común y raciocinio, cosa poco corriente y de las que nadie está nunca del todo seguro. Ha de adquirir también una manera de hablar con cierto tono de forastería, que confiera a sus observaciones la distancia, importancia y objetividad que convienen al caso.</span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;"> El lector deberá hacer entonces, por su parte, un sobresfuerzo en la lectura de estas observaciones, tendrá que imaginarse que el autor de estos apuntes observa a su vez al observador, y no sólo en sus idas y venidas de viajero, sino también en el trasiego interno de sus pensamientos. Se trata de un ejercicio de extrañamiento difícil, ya lo sé, pero absolutamente necesario si queremos ver más de lo que vemos con nuestros ojos habituales, un tanto cegados siempre por los prejuicios mentales, las costumbres y los hábitos de la rutina diaria que refuerzan el poder de la burocracia y los discursos de la propaganda. Pero si la escuela está en crisis, como lo está todo y más aún si cabe que todo, antes de hacer nada —reformas, leyes, metodologías, técnicas…—se necesita urgentemente y sobre todo un diagnóstico certero del mal.</span></span></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Con esta doble visión sobre la realidad y contando con la imaginación del lector, dispongámonos a penetrar, lenta y concienzudamente, en las entretelas de la Escuela, institución que hoy funciona según un modelo o gramática que vamos a llamar la <i>Caja Negra</i>.</span></span></div>
<div>
<span style="font-kerning: none;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-29696070412512923392019-05-23T13:06:00.000+02:002019-05-23T13:06:06.904+02:00<h2>
<span style="font-kerning: none;"><b>1.- CON OJOS DE EXTRAÑEZA</b></span></h2>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; font-size: 10px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; min-height: 11px; text-align: center;">
<span style="font-kerning: none;"><i></i></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: center;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><i>"El procedimiento del arte es el procedimiento del extrañamiento del objeto" (VICTOR SKLOVSKI)</i></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Arial; font-size: 14px; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"></span><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><span style="font-size: large;"><br /></span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="-webkit-font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Mientras en otras formas de investigación, con sus métodos y maneras propias de justificación racional, se suelen describir minuciosamente los instrumentos de objetivación que se usan para recoger una información fiable y verificable, en el caso de la educación o de la pedagogía, me parece más congruente para el tema de estudio caracterizar no al objeto de estudio sino al estudioso u observador, que es ante todo un viajero, como Marco Polo o Ulises y no un conquistador como el Khan o un descubridor como Colón de tierras inexploradas. Pues hablamos de lo que todo el mundo conoce y ha visto ya, sólo que lo haremos con ojos de extrañeza. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; min-height: 18px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-kerning: none;"></span><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">La idea de <i>extrañeza</i> tiene que ver con una manera de mirar las cosas. Para que las cosas, sobre todo esas que vemos todos los días, nos digan todo lo que nos tienen que decir es necesario que las veamos como extrañas. "Para que algo se nos convierta en tema de conocimiento es preciso que antes se nos vuelva problema, y para que esto acontezca es, a su vez, menester que lo extrañemos”, decía Ortega. Un ejemplo interesante es esa especie de antropología al revés que practica Erich Sherman en un libro lleno de sugerentes reflexiones, <i>Los papalagi,</i> a través de los ojos y las palabras de Tuaiavii de Tiavea, un jefe indígena samoano que describe nuestra “tribu occidental europea”, a la que observa de manera sobria e imparcial y describe con enorme sencillez y sabiduría. Su extrañeza ante lo que observa nos dice mucho más que el más exhaustivo de los estudios antropológicos propiamente dichos. </span></span></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Times; font-stretch: normal; line-height: normal; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-kerning: none;"><span style="font-size: large;">Con esta mirada de “antropólogo ingenuo”, con esa premeditada <i>segunda inocencia que da en no creer en nada</i>, vamos a observar y describir la Escuela, entendida —siempre que esta palabra la escribamos así, con mayúscula—como la institución de enseñanza en general, en todos sus niveles, como ya se ha dicho. El doble juego de la premeditación y la ingenuidad nos será doblemente útil como ejercicio de reflexión sobre lo obvio, lo habitual, lo cotidiano. Ejercicio además de saludable urgente, por cuanto lo obvio y lo cotidiano se olvida hoy, sepultado como está por la chatarrería que genera un sistema que —son los signos de los tiempos— centra toda su actividad y concentra toda su energía en la reproducción de vistosos envoltorios llenos de colorines y frases hiperbólicas que cada día es preciso arrojar a la basura, muchas veces con su contenido, pues suelen caducar antes de abrirlos siquiera.</span></span></div>
<div>
<span style="font-kerning: none;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-77089183826902820552016-02-17T12:25:00.005+01:002016-08-08T13:21:38.065+02:00 Padrenuestro...<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-size: large;">PADRENUESTRO…</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; font-size: 16px; line-height: normal; margin-left: 56.7px; min-height: 19px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; font-size: 12px; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
Hace ya bastantes años que vivo retirado del mundanal ruido, en silencio y en paz, en compañía de lo cercano, la familia, los amigos; en la intrahistoria. Pero desde un tiempo acá no dejan de aparecer, cada vez con más frecuencia y virulencia, noticias alarmantes, sucesos claramente planificados con el objetivo de embarrar la casa común y emponzoñar la convivencia que nos hemos construido con mucho esfuerzo las dos o tres últimas generaciones de españoles. Esto es lo que me ha llevado a tomar la pluma y escribir este artículo, pues por mucho que uno ame el silencio y la tranquilidad, hay momentos en que es necesario dejar a un lado la prudencia no vaya a ser que perdamos la dignidad. Desde aquí invito a otros a que se pronuncien de la manera que sepan hacerlo y donde y cuando convenga. Tenemos que hacerlo una vez más por el bien común, por nuestros hijos y nuestros nietos. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
La gota que ha rebosado el vaso para mi personal indignación ha sido el espectáculo perpetrado en el ayuntamiento de Barcelona en el que se ha hecho burla y escarnio de un símbolo sagrado y fundamental para todo cristiano —no sólo los católicos, como aparece en todas las noticias—. Se ha ofendido así a cerca de dos mil millones de seres humanos para los que el “Padrenuestro” es, como el <span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(82, 82, 82); color: #525252;">"</span>Bismillah<span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(82, 82, 82); color: #525252;">"</span> para los musulmanes o el “Gayatri” para los hindúes, un eje de su vida.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
El cristianismo es una cultura, una religión y una forma de vida. Como cultura la abrazo con plena consciencia. Sé que hay otras tan respetables y que yo respeto porque entre otras cosas he hecho el esfuerzo de conocerlas y aprender de ellas; pero yo he nacido y me he criado en la cultura cristiana; es mi madre y madre no hay más que una. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
Como religión me suscita todo un cúmulo de dudas, pues no he recibido la gracia de la fe, lo que no me impide reconocer con respeto sagrado la fe y las creencias de la gente que profesan esta o cualquier otra religión. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
Aspiro a vivir como cristiano. Me parece la forma de vida más noble y sublime que se le ofrece a los hombres y las mujeres en este mundo; pero quizá por eso mismo, la más difícil. Por eso sólo puedo decir que soy un aspirante, un aprendiz, un catecúmeno.</div>
<div style="line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="color: #37474f; font-family: "times";">“Je suis </span><span style="text-indent: 14.2px;"><span style="color: #37474f; font-family: "times";"><span style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79);">chrétien"</span></span><span style="color: #37474f; font-family: "times";">: lo digo así para dejar constancia, no sólo de mi solidaridad, sino de mi herida, ante ese laicismo fundamentalista para el cual todo aquel que no piense como ellos debe ser ahorcado, guillotinado o quemado, como hicieron en los años treinta del siglo pasado. Pero los cristianos heridos no vendrán a ahorcarlos, ni guillotinarlos, ni prenderán fuego al ayuntamiento que rige Ada Colau; rezarán, sencillamente, un Padrenuestro. </span></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
No es libertad de expresión lo que ha ocurrido en el ayuntamiento de Barcelona y lo que viene ocurriendo en otros ayuntamientos e instituciones ahora en manos de los <i>okupas</i>, que se dedican, como es su costumbre, a parasitarlas, ensuciarlas y arruinarlas. Esto que está ocurriendo sólo lo pueden hacer gente abyecta, que tienen la cabeza vacía y el corazón lleno de odio, que quieren desparramar ahora desde su poder recién adquirido sobre todos nosotros. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
Como ha escrito el filósofo Habermas, a nuestras sociedades actuales —que Habermas define como postseculares— y la política que les sirve de base —el Estado democrático de derecho— no les basta con un laicismo tolerante con la religión, mucho menos beligerante contra ella como lo fue en el siglo XIX, sino que debe abrirse, en su mismo desarrollo secular y político, a un diálogo en el que se esté verdaderamente dispuesto a aprender de aquellos que orientan su vida entera, también sus ideas políticas, desde una cosmovisión del mundo que dura ya dos mil años y es compartida por cerca de dos mil millones de seres humanos, hombre y mujeres. Cito a Habermas por ser el filósofo actual, ateo, más relevante del pensamiento de izquierda, aunque sé que estas huestes de <i>okupas</i> no leen ni a los suyos y viven sólo de consignas doctrinarias que les obnubilan el pensamiento racional y les ponen la sangre mala. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
Pero los que quieren ahora resucitar las dos Españas a base de show televisivo, wasapp, títere y teatrillo, o sea, en caricatura, se olvidan de algo fundamental: esta no es ya “la España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía”, sino la “España del cincel y de la maza”, la España que trabaja y vive y cree y sueña. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
Amén. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; line-height: normal; margin-left: 56.7px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(55, 71, 79); -webkit-text-stroke-width: initial; color: #37474f; font-family: Times; font-size: 10px; line-height: normal; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-77463803988349933142015-08-03T11:52:00.001+02:002015-08-03T11:52:05.020+02:00119.- La Nueva Alianza<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; font-size: 14px; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: right; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
¿Hay otros modelos de ciencia que lleven a una lectura del mundo que reconcilie al hombre con la naturaleza? ¿Es posible reconstruir de nuevo la Antigua Alianza que daba sentido al mundo? Otro científico, el físico Ilya Prigogine, nos dice que hoy tenemos una nueva ciencia —un nuevo “paradigma”—que puede reconstruir la alianza rota. Ilya Prigogine fue premio Nobel de Química por sus contribuciones al estudio de los procesos en los sistemas termodinámicos alejados del equilibrio —<i>estructuras disipativas</i>—. En su libro <i>La Nueva Alianza</i><i><sup></sup></i>, escrito en colaboración con Isabelle Stengers, propone una Nueva Alianza<sup></sup> entre las ciencias y las humanidades, entre la naturaleza y el hombre, situándose de esta manera en el grupo de científicos que han sacado consecuencias filosóficas de su actividad, como Monod. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
En esa pretensión de salvar la rotura que se ha producido en la modernidad entre las dos culturas, la científica y la humanística, el punto clave del reencuentro es la interpretación que la ciencia clásica ha hecho del <i>tiempo</i>. Para el modelo clásico, como defendían Newton, Monod o Einstein, el tiempo es una ilusión: los sucesos físicos son desplazamientos espaciales de un móvil, son movimientos y como tales, reversibles. Esto parece contradecirlo el comportamiento de los seres vivos, y por eso Monod dice que son seres extraños y raros en nuestro Universo material. Aún más contradictoria resulta esta idea con nuestra vivencia personal, humana, del tiempo. Por eso, las humanidades, el arte, la literatura, la religión o la filosofía, están impregnadas de tiempo. Prigogine y Stengers sostienen que el desarrollo de la ciencia en las últimas décadas permite recomponer esta rotura entre ciencia y humanidades, entre movimiento en un universo mecánico sometido a la entropía y un universo que incorpora el cambio real en el tiempo en su estructura material. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Por lo que uno ha leído y aquí se viene diciendo, la física clásica niega el tiempo. El cambio no es más que la ecuación matemática de la trayectoria de un móvil en el espacio. Si se conocen los parámetros de la ecuación, se puede determinar en la trayectoria tanto el pasado como el futuro del móvil. La naturaleza aparece como un mecanismo que hacen funcionar leyes deterministas y reversibles; es una naturaleza sin tiempo. Pero el hombre —dicen Prigogine y Stengers— no sólo es el producto de procesos físico-químicos complejos, sino también, y de manera inseparable, el producto de una historia, la historia de su propio desarrollo, la de su especie y la de las distintas culturas por las cuales el mundo es Mundo, es decir, un espacio <i>habitado</i> por el ser humano. Prigogine utiliza la metáfora de la <i>flecha del tiempo</i> para señalar el carácter irreversible, es decir, histórico, de tales procesos. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
En la última parte de este libro, de significativo título —<i>Del ser al devenir</i>— se presenta una nueva ciencia que renuncia al determinismo y la omnisciencia a la que aspiraba Laplace y es capaz, sin embargo, de incorporar la realidad humana del tiempo. Los autores señalan el papel constructivo, creador, de la irreversibilidad, y la apertura de un nuevo dominio científico “en donde las cosas nacen y mueren o se transforman en una historia singular, que se teje al azar de las fluctuaciones y la necesidad de las leyes”<sup></sup>. Esta ciencia del tiempo permite construir una Nueva Alianza que supere las contradicciones de las dos culturas, al incorporar la vida y la historia en su seno. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Pero ¿puede realmente el propio desarrollo de la ciencia superar esta paradoja o contradicción entre lo que dice la ciencia clásica y las interrogantes que nos plantea el tema del tiempo en los seres vivos y el hombre? </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
La extrapolación filosófica que Prigogine hace de sus aportaciones en termodinámica ha sido criticada por sus propios colegas, divididos entre seguidores y detractores, como pasa con todas las ideas que pretenden ir más allá de lo estrictamente científico y también con las que se quedan más acá. Las nuevas aportaciones de la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica, con su lenguaje sumamente sugerente y metafórico —<i>flecha del tiempo, caos, incertidumbre, azar, indeterminación…</i>— se prestan al uso y abuso de quienes buscan más el éxito literario que la verdad. Y estas controversias en el seno de la misma ciencia ponen en evidencia los dos grandes problemas que afectan a nuestra lectura del mundo: el <i>diluvio universal</i> de información en que vivimos y el estado de <i>confusión</i> entre las diversas lecturas. Hasta ahí, donde se supone que se habla una sola lengua exacta, la de las matemáticas, se reproduce Babel. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Yo no soy técnicamente competente para juzgar desde un punto estrictamente científico estas aportaciones; pero leo esto y lo otro y en uso de mi razón y mi pituitaria intuitiva entiendo que no es bueno mezclar churras con merinas. Para mí es razonablemente sano distinguir ámbitos y perspectivas en nuestra lectura del mundo. Y es lo que trato de expresar con mi imagen del iceberg que, sin pretender ir más allá de lo que dicta el sentido común de un simple lector, entiendo también que conlleva cuestiones epistemológicas de fondo. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
A estas cuestiones se ha referido Habermas al distinguir también tres ámbitos de validez discursiva: el de la <i>verdad objetiva</i> (perspectiva de 3ª persona), el de <i>la veracidad argumentada</i> (2ª persona) y el de <i>la rectitud u honradez</i> del testimonio (1ª persona)<sup></sup>. Es la aplicación estricta del método objetivo lo que convierte un discurso en científico, son los argumentos racionales los que hacen aceptable un discurso compartido y es la honradez y los actos coherentes por una comunidad que los vive lo que hacen un testimonio aceptable. Cada clase de discurso tiene sus exigencias y a ellas deben su validez y legitimidad. No se trata, creo yo, ni de ruptura ni de alianza de dos culturas —a las que también se refirió Charles Percy Snow comparando a Shakespeare con la 2ª ley de la Termodinámica<sup></sup>— pues yo creo que sólo hay una. Se trata de perspectivas de lectura en la mirada que echamos sobre el mundo. Confundir estas perspectivas es introducir confusión en el mundo. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
La imagen del mundo como un gran mecanismo automático ajeno a las preguntas, intenciones y deseos humanos, procede de Newton. Pero en Newton ese universo mecánico adquiría sentido porque el edificio tenía un arquitecto y el reloj un relojero. Para Newton, que era un hombre además de científico profundamente religioso —dejó escritas más páginas sobre teología que sobre física— toda la admirable organización del Cosmos con sus leyes inmutables y precisas sólo podía tener su origen en un Dios creador, soberano y omnisciente. Pero luego vino Laplace y dijo aquello de que Dios era una hipótesis innecesaria. Y después se proclamó la muerte de Dios. Esta misma imagen de la ciencia clásica en la que se prescinde del Arquitecto y del Relojero es la que trajo la lectura desolada del Mundo, de lo que Monod llama “el mal del alma moderna”. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
La ciencia nos dibuja un mundo objetivo del que el hombre se autoexpulsa como premisa metodológica, para no estorbar a esa objetividad. Pero esta lectura del mundo que hace la ciencia no tiene carácter absoluto. Esa lectura se convierte en dogmática y reduccionista cuando no se detiene, como dice Newton en la cita introductoria, ante “el borde del mar”, delante del misterio, que es, como dijo Einstein, “la fuente de todo arte y ciencia verdaderas”. </div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-bottom: 5px; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Monod y Prigogine son el uno biólogo y el otro químico. El primero entiende la vida como una manifestación extraña, en cierto modo inexplicable dentro de las leyes del universo establecidos por la ciencia clásica, una especie de ocurrencia impredecible, incluso altamente improbable, debida quizá a algún fallo evolutivo; el segundo ve, no sólo en las reacciones químicas controladas en el laboratorio, sino en el nivel cosmológico, que la irreversibilidad propia de la vida, de lo narrativo, de la “flecha del tiempo”, es constitutiva de toda la estructura evolutiva del Universo. Ambos han tenido el coraje de traspasar los límites de sus respectivas especializaciones y nos han planteado preguntas dignas de reflexión general. Y esto siempre hay que agradecérselo.</div>
<div>
<br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-72983058686844635062015-08-03T11:32:00.002+02:002015-08-03T11:32:13.063+02:00117.- Digital y analógico<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; font-size: 12px; margin-left: 41.4px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: right; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
El máximo de positividad y visibilidad operativa —y consecuentemente de transparencia— es la que posibilitaría una completa digitalización del Mundo: la aplicación técnica de un sistema de cálculo binario en manos de un programador. La digitalización es el proceso de expansión de la lógica científica, de la racionalización instrumental, de la técnica, a todos los ámbitos, tanto a los objetos y a los organismos como a las personas. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Es <i>digital</i> un sistema cerrado que puede ser dividido en unidades operativas abstractas, generalizables y objetivas, sometidas a cálculo (ceros y unos del sistema binario). Es <i>analógico</i>, en cambio, un sistema abierto que se manifiesta en signos o símbolos interpretables, discutibles, cuya veracidad sobre el Mundo la determina un acuerdo entre partes. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Un ejemplo de sistema de comunicación digitalizado es el alfabeto morse: puntos y rayas. Por eso, el modelo que sirvió a Shanon para su teoría matemática de la comunicación era el telégrafo. La máquina que enviaba el telegrama cifrado —puntos y rayas— era idéntica a la máquina que lo recibía y descifraba —puntos y rayas—. El modelo se puede relatar así: un <i>remitente-emisor</i> “empaqueta” un <i>mensaje</i> en un <i>código</i> y lo envía mediante un <i>canal</i> —correos, mensajería— a un <i>destinario-receptor</i> que abre el paquete y lo desenvuelve —con cuidado para evitar, también en todo el trayecto del canal, los “ruidos”, las distorsiones en el mensaje—. El mensaje es unívoco y reversible —se puede volver a reconstruir luego de haber sido emitido—, y sólo ofrece una única lectura e interpretación a todo el mundo. Este esquema responde a la perspectiva de lectura del mundo que llamamos de 3ª persona. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Se podría entender que en un discurso o texto los <i>fonemas</i> constituyen también una combinatoria digital cuyo significado puede ser traducido de manera operativa, mediante un cálculo. Pero este lector lo ha pensado mejor y entiende que el equivalente de los ceros y unos digitales, en el caso del lenguaje, no serían los fonemas, sino en todo caso los rasgos fonológicos. Son estos <i>rasgos fonológicos</i> —o <i>grafológicos</i> en el caso de la palabra escrita— los que se someten a digitalización y permiten que los mensajes de un emisor sean disueltos en código de ceros y unos, esparcidos por la red y luego recogidos y traducidos de nuevo a fonemas y grafemas en la pantalla de nuestro ordenador o nuestro móvil. ¿Se quiere decir con esto que el empalabramiento y apalabramiento del mundo puede ser también sometido a un proceso de digitalización y transparencia absolutas? El lector cree que del mismo modo que el reloj es el artefacto ilusionista que nos hace ver el movimiento como tiempo, la computadora (del inglés: <i>computer</i>; y este del latín: <i>computare</i>, “calcular”), mediante la digitalización, nos crea la ilusión de creer que es la máquina la que lee y escribe, cuando lo único que hace es, como el telégrafo, transmitir información que un humano escribe o lee. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Es siempre un ser humano el que escribe y lee el Mundo, lo haga en un texto, de oídas o en la pantalla de un ordenador<i>. </i>Del estado de confusión, trivialización y degeneración que hoy sufren los mensajes que pululan por la red no tienen la culpa las máquinas, sino los usuarios. El <i>wasap</i> no es un telegrama, aunque lo parezca, y la intencionalidad tanto de quien lo escribe como de quien lo lee no pertenece al proceso de digitalización; es un proceso analógico, de cuyo desarrollo comunicativo e interpretativo es responsable el lector-escritor, no el medio empleado. La caída en el chismorreo, la habladuría, la difamación propias de la <i>aldea global</i> no es culpa de las máquinas, sino del usuario humano, cuya conducta no parece que mejore con las nuevas tecnologías. Está también la intencionalidad de quien hace negocio con todo este trasiego banal de mensajes, pero este es otro tema. Y están también las consecuencias: la facilidad para hacer cosas que la tecnología nos proporciona, como pasa con el aumento inconsecuente de riqueza —nuevos ricos—, sirve principalmente para que aumente la producción de la tontería humana. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Aunque evidentemente se trata de una simplificación y no tiene otro valor que otra imagen pedagógica, a mi se me ocurre comparar nuestra lectura del Mundo con una <i>placa de rayos X</i> o una <i>resonancia magnética,</i> que son informes que la medicina recaba para saber sobre aquellas partes de nuestro cuerpo no accesibles directamente a nuestros sentidos corrientes: la vista, el oído, el tacto… Una vez hecha la placa, el médico la pone sobre un plafond de luz y la lee, la interpreta. Algo parecido ocurre también con el informe de la resonancia. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Cuando este lector afirma que no vemos el mundo, sino que lo leemos, debemos entender esto en un sentido casi literal. Las aportaciones que están haciendo últimamente las investigaciones neurológicas, psicológicas y biológicas, las ciencias cognitivas o lingüísticas, de la epistemología y la comunicación, vienen a decirnos que nuestra relación con el mundo, nuestro conocimiento y saber sobre él, no es una copia ni un espejo, sino una especie de resonancia más que magnética. Y esto en el sentido con que es pronunciada la palabra “resonancia” en toda nuestra tradición pitagórica, platónica, aristotélica, agustiniana y tomista, que sintetizan magistralmente los versos de Fray Luis de León en su <i>Oda a Salinas</i>: </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; min-height: 14px; text-indent: 27px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>[El alma] Ve cómo el gran Maestro,</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>aquesta inmensa cítara aplicado,</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>con movimiento diestro</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>produce el son sagrado, </i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>con que este eterno templo es sustentado.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>Y, como está compuesta</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>de números concordes, luego envía</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>consonante respuesta;</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>y entre ambos a porfía</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 113.3px;">
<i>se mezcla una dulcísima armonía.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Hoy tenemos tendencia a conceder un valor preeminente a las técnicas y los instrumentos, obnubilados por sus espectaculares aplicaciones —las placas de rayos X, las resonancias magnéticas—; pero no podemos olvidar que aquí lo importante es la lectura que hace el médico de esos informes que la máquina facilita, que es el que sabe leerlos, no el aparato o la técnica que los reproduce. Es más: este lector piensa que habiéndose acostumbrado los médicos al uso y abuso de estas técnicas y estos aparatos, han perdido el ojo, el oído y el tacto clínicos por los que también, sin técnicas intermediarias, antes se detectaba el funcionamiento fisiológico interno de nuestros órganos. Añádase a esto el hecho de que hoy el enfermo es un cliente con derechos y que, por tanto, como tal cliente, siempre tiene razón, y en virtud del prestigio de lo científico y lo tecnológico, se fía más de las máquinas que del médico que tiene delante; así entenderemos que el médico no quiera arriesgarse a ejercer su arte y los errores que como tal conlleva y le escriban su nombre en el libro de reclamaciones, y por tanto se limite a aplicar el protocolo burocrático que lo protege de tales riesgos personales que conlleva el ejercicio del arte de la medicina. De esta manera se han ido convirtiendo los hospitales —lugar de hospedaje, habitación y cuidado del enfermo— en talleres de revisión y reparación protocolaria, en ITVs (inspección técnica de vehículos). </div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Baskerville; margin-left: 41.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
En todo caso esa lectura de diagnóstico, directa o indirecta, sobre el estado de salud del enfermo, aún la del médico especialista, no deja de ser un acto de libertad y consecuentemente de responsabilidad. Un médico no es sólo un técnico, por eso existe el juramento hipocrático; y las máquinas, por estupendas que sean, no deberían servir para escurrir el bulto de nuestra responsabilidad personal en ningún campo en los que la miseria humana es atendida. ¿No será que la medicina o la pedagogía no son ciencia, sino arte? ¿No será que la misma ciencia tal vez, como nos vienen a decir los nuevos modelos científicos, no es nada más y nada menos que un arte, como acabamos de decir? Hay quienes piensan que todo acabará siendo digitalizado y transparente y, en consecuencia, en manos de quienes en cada momento y lugar detenten el poder de programar y controlar. Este lector confía por eso en que lo analógico siga funcionando y siga siendo posible la lectura personal del Mundo, por lo menos hasta que seamos tan perfectos como nuestro Padre del Cielo, a cuya perfección nunca, gracias a Dios, llegaremos. </div>
<div>
<br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-6177053611298177842015-01-21T12:08:00.001+01:002015-01-21T12:08:20.756+01:00CII.- El zorro lisiado<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; font-size: 12px; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; font-size: 12px; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.6px; text-align: right; text-indent: 14.1px;">
<span style="font-size: large;">EL ZORRO LISIADO</span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; font-size: 12px; margin-left: 56.6px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; font-size: 12px; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Saadi, un maestro sufí cuenta la fábula de un zorro cojo que, como no podía cazar, acechaba a un león que, una vez saciaba su hambre, dejaba siempre parte de su caza abandonada. El zorro se acostumbró a vivir de las sobras del león. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
La moraleja que se desprende de esta parte de la fábula para la gente de nuestra época es si no somos como zorros cojos que se han acostumbrado a vivir de las abundantes sobras que ahora, con la crisis han dejado de ser abundantes. Si le consultáramos al maestro Saadi sobre la moraleja de esta fábula nos diría: No debes comportarte como el zorro lisiado, sino parecerte al león, de manera que no sólo puedas obtener comida por ti mismo sino dejar también algo para los otros. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Los zorros y los leones, no obstante, son gente cuadrúpeda que anda siempre con la cabeza mirando al frente y al suelo. El hombre debe saber mantener la cabeza erguida por el hecho simple de que se lo exige su propia humanidad. Es decir: tiene que tener voluntad propia y llevarla a cabo. Y no sólo esto, sino hacerlo no de cualquier manera, sino según las exigencias de su propia dignidad, realizándola de forma que él también se realice como persona, allí donde algo mayor de lo que es por naturaleza y circunstancias lo llame a entregarse a una tarea noble. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Hay otros animales que no miran al frente y van siempre con la cabeza baja: pertenecen a las especies que pastan. Suelen ser estabulados por algunos hombres, confinados para ser explotados. Abundan hoy en todas partes, incluso han desplazado a los zorros lisiados. Viven de subvenciones y subsidios y predican la demagogia, que es la prédica de moda en todas las parroquias, en unas más que en otras. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Sobre la demagogia hay otro cuento oriental: Un rico ganadero tenía un gran rebaño de ovejas que se mostraban díscolas e imprevisibles y no dejaba de darle vueltas a la cabeza sobre cómo sacarle mayor rendimiento. Lo que hizo fue contratar a un mago. Éste hipnotizó a las ovejas y les hizo creer que eran leones, águilas, lobos y otras especies devoradoras, incluso hombres o magos; y, además, que el amo era un pastor que las quería bien y les daría todo cuanto necesitasen. Las ovejas desde entonces no le ocasionaron más problemas y se dejaban esquilar, ordeñar y degollar serenas y contentas. </div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.6px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
Tú eliges: la cabeza alta o el pasto. Pero ya sabes: la libertad conlleva una carga de responsabilidad y riesgos que no todo el mundo está dispuesto a asumir. <span style="font-size: 12px;"> </span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-3819272847871986182014-11-19T13:44:00.000+01:002014-11-19T13:44:08.904+01:00C.- LOA A LA VIEJA PIZARRA<div style="font-family: Avenir; margin-bottom: 12px; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><b><span style="font-size: large;">Loa a la vieja pizarra</span></b></span></div>
<div style="font-family: Avenir; font-size: 11px; margin-left: 56.7px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Hace poco he publicado un libro titulado <i>Loa a la vieja pizarra (*). </i></span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">El título es deliberadamente provocativo y pretende al mismo tiempo despejar algunos equívocos implícitos en esa provocación.</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En primer lugar, la “loa”, que es totalmente sincera y tiene su fundamento, no tiene por qué presuponer que mi ensayo se encuadra en el viejo tópico de “cualquier tiempo pasado fue mejor” -<i>o tempora, o mores</i>- o que el autor milita en alguna legión de luditas combatientes contra las máquinas. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">El problema de las máquinas está en la forma en que se han instalado entre nosotros. Una auténtica invasión. Una invasión, sin embargo, que ya estaba aquí, como en <i>La guerra de los mundos</i> de Wells; y una invasión, a diferencia de lo que ocurre en esta novela, no de extraterrestres, sino de humanos colonizando a humanos. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Las máquinas ya estaban aquí, porque la deriva y degeneración de la Ilustración, que está en base de la generalización y obligatoriedad de la Escuela, ha ido concretándose en una invasión y conquista de lo humano por parte de lo técnico, que no se traduce sólo en aparatos tecnológicos, sino en formas instrumentales de control y administración social. La escuela, tal como hoy la vemos, es un producto de la modernidad y una herramienta fundamental del proyecto de la ilustración. El problema está en que la escuela ha envejecido más deprisa aún que la ilustración, convertida en tan poco tiempo en un conjunto de mitos que arropan la explotación del mundo y del hombre por el hombre. Lo técnico está en la base tanto del capitalismo como del anticapitalismo, tanto del crecimiento permanente del consumo para mantener el crecimiento de las ganancias, como el de la adopción de planes quinquenales que reducen al hombre a una máquina de producción para el Estado: véase, sin recurrir a la historia, la China comunista. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Quisiera resaltar, en este sentido, que la diferencia entre lo analógico y lo digital, cuya oposición se suele presentar como si lo primero fuera antiguo e inservible y lo segundo como actual y eficaz, implica dos maneras de entender el mundo. Una, lo analógico, presupone que el ser humano tiene capacidad de ir más allá de la literalidad y materialidad de los hechos -<i>humanos</i>-; es decir, que como en las palabras, la lingüísticidad consustancial del mundo ofrece un aspecto significante y otro significado, incluso simbólico. La otra, lo digital, entiende que todo puede remitirse a sus componentes materiales, en última instancia, a sus últimas unidades materiales irreductibles - sus átomos- que pueden ser sometidos a cálculo. El alma de lo digital está compuesta en todas sus manifestaciones de ceros y unos, este es su código. Lo digital se reduce a la disección y troceo de los componentes del signo -combinación azarosa de fonemas o, mejor aún, de rasgos fonológicos-. Y estos componentes pueden medirse, contarse, pesarse por quienes tienen poder para ello y ante cuyos cálculos la libertad de interpretación no tiene ningún papel. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En la pizarra analógica el profesor controla y dispone del significado, del que puede, a su vez, hacer partícipe al alumno; en la digital, sólo puede elegir entre la oferta del menú del día que ofrece el catering correspondiente -interactividad mecánica-; los significados están ya elegidos de antemano. De este modo profesor y alumnos quedan alienados y alineados. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En las primeras páginas de la novela de Wells que narran los acontecimientos prolegómenos de la invasión de las máquinas, vistos a un tiempo desde la doble inconsciencia juguetona de los periodistas y los niños, se dice: “Cuatro o cinco chicos, sentados en la orilla del foso, con los pies colgando, se divertían en arrojar piedras a la gigantesca masa. Les rogué que dejaran de hacerlo y se pusieran a jugar al paso”</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">.</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">¿Qué nos sugieren estas palabras sobre la inocencia o inconsciencia de los niños -estos que ahora llamamos “nativos digitales” en una fórmula retórica de gran éxito- a quienes tenemos alguna responsabilidad de educar y al mismo tiempo somos conscientes de la invasión y sus riesgos? No sabemos en realidad cómo reciben interiormente los niños este nuevo mundo digital que se le ofrece ni qué formas de apropiación tiene del mismo y las respuestas consecuentes, que seguro no serán las mismas que las nuestras. Pero los que tenemos alguna clase de responsabilidad sobre el futuro de las generaciones que van llegando al mundo, deberíamos al menos ser prudentes con el uso y, sobre todo, con el abuso de las nuevas tecnologías. Por el momento son, creo yo, un sucedáneo fácil para el entretenimiento que usamos los adultos y los niños acogen a falta de otra cosa más real y humana. O sea, más analógica; quiero decir, que les despierte sus fantasías, sus sentimientos, sus aspiraciones de crecimiento, de ser más y mejor -”ana” significa más arriba-. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Nuestra l<i>oa a la vieja pizarra</i> tiene muy en cuenta la posición del adjetivo “vieja”, epíteto definidor que resalta la cualidad del objeto. La pizarra tiene valor precisamente por vieja, pues son los adjetivos los que conceden cualidad, es decir, humanidad a los objetos que los seres humanos manejamos. Y nadie podrá negar que las pizarras de las aulas tienen ya un largo memorial de servicios prestados que por el momento las pizarras digitales no tienen. Ya veremos, que dijo el ciego. En cualquier caso, nunca debemos olvidar que las máquinas no sólo las hemos construido nosotros, sino que funcionan y se expanden gracias a la energía que les facilitamos. Si como en la novela de Wells resulta que las máquinas atacan a los humanos, bastará con retirarles nuestra gasolina y dejarán de funcionar. O quizá se infecten de nuestras propias enfermedades y sean letales para ellas. Entretanto, acudamos a la “hermana paciencia” que no sólo ayuda a curar el ébola, como hemos visto, sino a que el tiempo ponga las cosas en su sitio.</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><span style="font-size: x-small;">(*) ESTRELLA, B.: <i>Loa a la la vieja pizarra</i>. Colección Sinergia. Fundación Emmanuel Mounier. Madrid, 2014. </span></span></div>
<br />
<div style="font-family: Avenir; font-size: 11px; margin-left: 56.7px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-25842921214908949832014-10-30T12:22:00.000+01:002015-04-09T12:07:07.712+02:00XCV.- Visualización y animación pedagógica (2)<div style="font-family: Baskerville; font-size: 14px; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><b><br /></b></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><b><span style="font-size: large;">Visualización y animación pedagógica</span></b></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><b><span style="font-size: large;">II</span></b></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">En 1995, la fundación Gorbachov reunió a financieros, políticos y científicos de primer orden en San Francisco para contrastar sus puntos de vista sobre el futuro de la nueva civilización globalizada. En dicha reunión se reconoció como una evidencia que en siglo XXI dos décimas partes de la población activa serían suficientes para mantener la actividad de la economía mundial. Partiendo de estas evidencias se llegó a la conclusión de que el principal problema político al que el sistema capitalista se vería confrontado en las próximas décadas es cómo podría mantenerse la gobernabilidad del ochenta por ciento de la humanidad sobrante, cuya inutilidad ha sido programada por la Máquina. La propuesta que se formuló recibió el nombre de "tittytainment" (entetanimiento: una combinación de los vocablos ingleses "tits" ("pechos" en argot estadounidense, según me cuentan) y "entertainment" que no tiene aquí connotaciones sexuales sino que alude al efecto adormecedor y letárgico que la lactancia materna produce en el bebé). Con ella se hacía referencia a un cóctel de entretenimiento embrutecedor y de alimento suficiente que permitiera mantener de buen humor a la población frustrada del planeta. <i>Panem et circenses</i>. </span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Nuestra sociedad, que ha logrado un nivel de escolarización formal sin precedentes históricos, está produciendo al mismo tiempo nuevas formas de ignorancia. A los estudiantes les resulta cada vez más difícil manejar con propiedad, soltura y precisión su propia lengua –a la vez que se les ofrece tempranamente ser bilingües o trilingües-, reconocer la geografía y la historia de su propio país, realizar cálculos y deducciones lógicas o comprender textos escritos que no tengan la simplicidad de un<i> wasap. </i>¿Se está poniendo intencional y sistemáticamente la escuela, como ha señalado Jean-Claude Michea</span><span style="letter-spacing: 0.1px; text-indent: 14.2px;">, al servicio de la difusión de la ignorancia?</span><span style="letter-spacing: 0.1px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Aunque uno dude de estas tesis conspirativas, lo evidentemente es que ha habido, según creo y uno mismo ha ido constatando por la experiencia, una progresiva exteriorización o reducción a lo superficial de los contenidos y tareas de enseñanza y aprendizaje, de manera que las propias aulas se han contagiado, como he dicho, de un activismo inconsecuente que se parece cada vez más al zapeo televisivo y al nervioso picoteo de los parques de atracción. Con el agravante de que en las aulas, esas cosas que se ven en los videoclips de las pantallas o aquellas otras que se orquestan con gran aparato de efectos especiales en las actividades extraescolares referidas, se presentan a los ojos de los alumnos, por mucho que nos empeñemos en darle color y animación, como pobres, cutres y aburridas. </span></div>
<br />
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Pienso que en razón de las anteriores consideraciones, se debería llevar a cabo un análisis crítico de esa proliferación de actividades externas a la escuela que tienen como clientela principal a los niños y niñas escolarizados con la espuria finalidad, creo yo, de tenerlos ocupados y aturdidos en una constante diversión; o bien, de convertirlos en clientela de productos de propaganda política. Los padres, los profesores y los responsables de la administración educativa, deberían tomar conciencia de que las aulas tienen una función específica tradicional que deben recuperar -sea como fuere-, si queremos que la escuela pública siga cumpliendo con su servicio de educar al pueblo y formar un ser humano más excelente de lo que es por naturaleza, nacimiento, raza, sexo o nación.</span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-10145683812774077692014-10-27T12:43:00.003+01:002014-11-20T21:41:18.742+01:00XCIV.- Visualización y animación pedagógica (1) <div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.10000000149011612px;"><b><span style="font-size: large;">Visualización y animación pedagógica</span></b></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; min-height: 17px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-size: large;"><span style="letter-spacing: 0.1px;"><b></b></span><br /></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><b><span style="font-size: large;">I</span></b></span></div>
<div style="font-family: Baskerville; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Baskerville; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Hace ya algunos años que se puso de moda en las escuelas y luego en los institutos la elaboración de murales por parte de los alumnos sobre los temas más diversos, especialmente a partir de que se fueron introduciendo en los programas contenidos relativos al entorno cercano y se impusieron las prioridades locales, regionales y nacionales frente a una cultura más universal. Las paredes de las aulas empezaron de pronto a llenarse de cartulinas y papel de envolver rellenos de colorido didáctico. Al principio estas actividades de exposición de trabajos respondían a una fase final, de síntesis, de unas tareas de enseñanza y aprendizaje previamente realizadas; y, por tanto, a unos saberes, habilidades y conceptos, que habían pasado a formar parte –de ahí “formación”- de la personalidad del alumno. Con el tiempo, y en razón de que la enseñanza se ha contagiado del espíritu de marketing de toda nuestra sociedad de consumo, estas actividades se han convertido en fines en sí mismas y han venido a constituir esa especie de activismo inconsecuente con el que las aulas ocultan su falta de incidencia en las interioridades de los escolarizados, es decir, en su formación. Las nuevas tecnologías han potenciado esta cartelera y han reducido su ya de por sí escasa función formativa, como podría ser manejarse con tijeras, rotuladores, pegamentos y otras actividades manuales. La realidad virtual, que asalta las paredes del aula y se convierte en espacio inabarcable, se presta a que la tontería humana, como decía Machado, se muestre inagotable. </span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Posteriormente se han ido ofreciendo en el mercado –incluyo aquí las ofertas de los departamentos de política educativa, especialmente los autonómicos, a los que hay que añadir los abundantes festejos locales de los Ayuntamientos- toda una gama de <i>eventos</i>: ferias y visitas, exposiciones y encuentros, premios y concursos, excursiones y fiestas…- y de profesionales de la animación e industria cultural que multiplican tales actividades, llamadas generalmente “extraescolares”, con la característica general –y con las consabidas excepciones- de que encierran finalidades de entretenimiento y propaganda bajo el disfraz de lo educativo. </span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Toda esta farándula que sirve de recreo a la clientela escolar no es que esté mal, y en sí misma no tendría por qué causar daño alguno, siempre que no se confundan aprendizaje y diversión, cultura y entretenimiento. Lo que por lo general ocurre con este tipo de actividades es que se quedan en el envoltorio o la pura superficie sellada de ellas mismas, e invitan al participante a conformarse siempre con la carta del menú sin que llegue nunca a probar la comida. Pues considerar a los aprendices como clientes presupone aplicar en todo momento el principio que rige toda venta comercial: que el cliente siempre tiene razón. Y esto se da de bruces con los fines pedagógicos del aprendizaje, que deben siempre orientarse por principios opuestos. En efecto: un aprendiz es alguien que nunca lleva razón, ya que aprender consiste principalmente en darse cuenta de lo que uno no sabe y de todo cuanto le queda siempre por aprender. </span></div>
<div style="font-family: Baskerville; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">La pregunta que me planteo es si esta visualización y animación con que se ofrecen algunos contenidos de enseñanza no crean en los alumnos una cierta idea trivializada, irreal y facilona de los hechos culturales y, consecuentemente, incrementan ciertas actitudes de cómoda pasividad -frente a una supuesta cultura rebajada a espectáculo de <i>varieté</i>- y de rechazo al esfuerzo que exige todo aprendizaje que se precie. ¿Pueden sustituir el “animador” (una mixtura de clow, titiritero y charlatán) al maestro y al profesor? ¿Se está empujando al profesor a que adopte ese papel de “animador” frente al papel tradicional de “formador”? ¿Debe olvidarse la escuela de sus funciones tradicionales de enculturación formal, de facilitación de los saberes acumulados por una cultura, y pasar a formar parte también de la industria del entretenimiento y la diversión? ¿En qué clase de servicio social se ha convertido la escuela? La pregunta que nos hacemos es la misma que ya hiciera Sócrates al sofista Gorgias: <i>Explícame, por tanto, a qué clase de servicio de la ciudad me invitas. ¿Es al de luchar con energía para que los atenienses sean mejores, como hace un médico, o al de servirlos y adularlos?</i></span></div>
<br />
<div style="font-family: Baskerville; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><i></i></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-44910843322158440672014-10-22T13:26:00.004+02:002015-03-12T13:19:50.719+01:00XCIII.- LAS TENTACIONES DEL PROFESOR NOVATO<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><span style="font-size: large;">Las tentaciones del profesor novato</span></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 18px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-size: large;"><span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><span style="font-size: large;">III</span></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12px; margin-left: 28.4px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 11px; margin-left: 28.4px; min-height: 12px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">TERCERA TENTACIÓN: LA PANACEA DIDÁCTICA </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 12px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Si nuestro joven profesor no es especialista de nada o no ha sentido gran entusiasmo por la especialidad estudiada, o ha cursado esa nueva especialidad de especialidades que es la <i>psicopedagogía</i> en alguna escuela de maestros reconvertida en facultad universitaria, y se siente llamado a más altas misiones que la simple tarea de enseñar a leer, escribir y contar a los niños; o bien, siendo especialista de alguna cosa ha recibido después doctrina pedagógica en algún curso de adaptación al oficio, materia de sesenio de CPR , escuela de verano o <i>master on line</i> sobre la cosa pedagógica, si ha ocurrido, digo, una de estas vicisitudes de postgrado, quizá nuestro joven profesor quiera también vestir otra clase de bata blanca identificándose con el tejemaneje de la institución escolar y se sienta un investigador –ya que la química y demás ciencias especializadas se supone que entran en el aula ya investigadas- . </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Armado con sus conocimientos sociopsicopedagógicos del aula, se enfrentará así con su objeto de investigación como si este fuera un conjunto de átomos de realidad que él puede trocear, clasificar, encuestar, someterlo a pruebas estadísticas y experimentales de sofisticada factura imaginativa, en fin, que podrá aplicar el “método científico” y convertir su aula en un laboratorio y pueda incluso hacer su tesis doctoral y recibir el <i>cum laude</i>. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Desde este rol, el joven profesor verá que él es uno y ellos son los otros todos juntos y revueltos: rostros más o menos sonrientes que le entregarán papeles más o menos llenos de la sabiduría que él imparte y que tiene que juzgar. La perspectiva que adopta con este papel el profesor es la perspectiva del observador objetivo, la perspectiva de la 3ª persona -un <i>Ello</i> impoluto-, por la que el aula queda dividida en dos partes, una que mira con mirada ajena y otra que es mirada y se siente no menos ajena. El nuevo profesor queda así protegido por su bata blanca como por una coraza ante el campo de batalla. Pero no podrá evitar que irremediablemente su bata blanca de laboratorio se manche una y otra vez en el trasiego del aula invitándole a que la cambie por el mono de taller; pero quizá, acomodado en su impoluto papel de jefe de laboratorio, se resista también una y otra vez a abandonarlo. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">No todos se sienten llamados a esta encomiable visión de producir ciencia pedagógica y simplemente intenten aplicar con buena voluntad las ideas pedagógicas aprendidas de libros, apuntes y conferencias recibidas. El peligro está en considerar la pedagogía como una panacea que cura todo el supuesto mal que tiene la realidad compleja del aula. Hay pedagogos eminentes que tienen la temeridad de afirmar que en sabiendo pedagogía uno puede enseñar cualquier cosa. El pedagogo se confunde aquí con el periodista, que es lo contrario del especialista, según reza otra parecida definición a la antes dicha: un periodista es aquel que cada vez sabe menos de más cosas hasta que acaba sabiendo nada de todo -dicho esto salvando todas las excepciones, que, como entre profesores y especialistas, las hay también entre los periodistas-. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"> </span><span style="letter-spacing: 0.1px;">Si este hombre o mujer, al que las circunstancias de la vida o su sentida vocación o su destino lo han llevado a ejercer la profesión docente, es una persona mínimamente sensible a las vicisitudes de la realidad, si se muestra abierta a ellas y no tiene miedo de perder sus falsas y convencionales seguridades, llegará un día, tarde más o menos, en que deberá plantearse que lo que tiene allí delante en el aula no es un simple conjunto de átomos sociológicos de un ente grupal, sino una verdadera comunidad de personas de carne y hueso, más o menos organizada y consciente de sí misma. Se dará cuenta de que aquel “objeto” que observa es, en realidad, un animal pensante, sintiente y hablante, un sujeto compuesto de sujetos que piensan, sienten y razonan como pueden y saben, que se notan observados y responden de una u otra manera a las miradas que los observan, que tal vez incluso oigan y escuchen, que quizá sepan hablar y preguntar. Caerá entonces en la cuenta de que el asunto en que se ha metido es más complejo de lo que le parecía. Y entonces, quizá, tome la decisión de empezar a aprender el oficio. Para eso tendrá que reivindicar su libertad y asumir su responsabilidad, su autonomía.</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Dicho de otra manera: tendrá que decidir entre: a) conformarse con ser un obrero enajenado de la cadena de supermercados que vende sus productos a la clientela escolarizada; o, b) se convierte en un artesano que atiende con su trabajo a las necesidades humanas de sus aprendices. Sólo en este segundo caso podrá gozar de su oficio de dos maneras: con su actividad, como experiencia de una expresión vital individual; con la contemplación del fruto de su trabajo, en la alegría de saber que dispone de un poder objetivo con el que se realiza como persona, a la vez que ayuda al aprendiz a cubrir una de sus necesidades humanas: la de formarse como hombre</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">. </span></div>
<br />
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 11px; margin-left: 28.4px; min-height: 12px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-52785117015173011922014-10-20T12:44:00.001+02:002015-03-12T13:11:54.233+01:00XCII.- LAS TENTACIONES DEL PROFESOR NOVATO (2)<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><span style="font-size: large;">Las tentaciones del profesor novato</span></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 18px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-size: large;"><span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><span style="font-size: large;">II</span></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 11px; margin-left: 28.4px; min-height: 12px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 11px; margin-left: 28.4px; min-height: 12px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">SEGUNDA TENTACIÓN: EL MODELO</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">La segunda tentación que le asalta a nuestro profesor es la de identificarse con el rol que haya observado y vivido con algún maestro o algún profesor a lo largo de su carrera de estudiante. Seguramente, mal observado y mal vivido, pues el activismo de supervivencia de las aulas no deja mucho sosiego para las observaciones objetivas ni las transferencias psicológicas. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Yo mismo, que no he fumado nunca, estuve a punto de convertirme en fumador de pipa porque mi profesor de filosofía, que tenía su empaque y personalidad, lo hacía. Me compré la pipa y el tabaco perfumado correspondiente el mismo año que terminé la carrera. Un primo mío me quitó el vicio y la idea nada más estrenarla. Pues iba yo paseando por la carretera de mi pueblo –que es donde paseaban antes los mozos y mozas en edad de merecer- con la pipa encendida cuando mi primo regresaba del campo con las bestias. Y viéndome a lo lejos me gritó: </span></div>
<ul>
<li style="font-family: 'Times New Roman'; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Lucida Grande'; letter-spacing: -1px;"></span><span style="letter-spacing: 0.1px;"><i>¡Dónde vas, primo, con esa “jumarea”!</i></span></li>
</ul>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Guardé la pipa, dejé el tabaco y me olvidé del empaque del profesor de filosofía.</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Esta identificación con una figura de profesor está también muy relacionada, en el caso sobre todo de los profesores de secundaria y universidad, con identificarse con la materia de enseñanza que se imparte. Muchas veces, una y otra cosa – la personalidad de un profesor y la materia que imparte- van indisolublemente unidas. Si nuestro nuevo profesor es químico, por ejemplo, intentará desarrollar delante del público de sus alumnos cuanta sabiduría química ha obtenido en sus años de carrera. Pongo el ejemplo de la química porque todos sabemos que los profesores que imparten materia de bata blanca, así como aquellos alumnos que las estudian en el bachiller correspondiente, tienen un mayor prestigio académico que aquellos otros que visten de calle y hablan de las cosas de la calle: de filosofía, historia, literatura y esas cosas -los “eventos consuetudinarios que acaecen en rue”, que decía Machado-. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Y además, nuestro nuevo profesor, se resistirá a impartir información sobre cuestiones que no sean propiamente química y nada más que química, es decir, a enseñar cosas que no sean de “su especialidad”, pues se siente antes que nada un especialista. Y en fin, ya sabemos lo que es un especialista: alguien que cada vez sabe más de menos hasta que acaba sabiéndolo todo de nada. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Independientemente de que nuestro joven profesor sea de primaria o secundaria, si sigue atento a su quehacer diario y reflexiona un poco sobre ello, deberá caer en la cuenta que la materia que enseña forma parte de un relato más general de la tribu a la que pertenece y en la que deberán ingresar sus alumnos con capacidad para desenvolverse medianamente en ella y conservar su memoria y su sentido. Entenderá que ese relato es como un gran texto –de textil- urdido con hilos de diversas procedencia, natural y artificial, tejido con discursos que pretenden dar cuenta de la realidad del mundo, de las personas y de uno mismo desde diversas perspectivas complementarias. Y hará bien en declarar los límites de su discurso especializado y relacionarlo en lo que pueda con los demás discursos del conjunto, si no quiere que sus alumnos en vez de formarse se deformen en visiones parciales, exclusivistas y equívocas sobre la realidad. </span></div>
<br />
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">No quisiera tener que referirme a aquellos profesores que ante la complejidad de la situación del aula, simplemente repiten la mecánica rutinaria de transmitir información sin pena ni gloria a los alumnos, tanto a los atentos como a los sordos, tal como él la ha recibido en su historial de estudiante. Hay pocos de estos, pero haberlos haylos. Deberían darse cuenta de que la otra parte de la organización a la que el profesor pertenece y en la que diariamente desarrolla su oficio, está también dotada al menos con la facultad del lenguaje; en fin, tendrán que oír, si no son sordos, que los alumnos hablan, quizá demasiado para su disgusto y de manera impertinente, pero hablan. Y de lo que se trata y el oficio honradamente pide de él es que ayude y reconduzca su hablar, para que lo hagan con corrección, propiedad, cohesión, adecuación, relevancia, veracidad y estilo, es decir, que se comporten con la racionalidad y honradez que el contexto práctico del aula exige y una conducta ética congruente les exigirá en el mundo social adulto en que tendrá que vivir su vida. </span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-67278912873172970672014-10-17T12:45:00.001+02:002015-03-12T13:12:39.658+01:00XLI.- LAS TENTACIONES DEL PROFESOR NOVATO (1)<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><span style="font-size: large;">Las tentaciones del profesor novato</span></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 18px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-size: large;"><span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: right; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><span style="font-size: large;">I</span></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 11px; margin-left: 28.4px; min-height: 12px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Imaginemos a un profesor nuevo –o profesora- que entra por primera vez en el aula, bien con un contrato de interino por parte de la administración del Estado, bien con una oposición aprobada con plaza, o bien con un simple contrato empresarial en un colegio privado o concertado. Él (o ella) y los alumnos se miran curiosos y expectantes. Ellos miran al profesor y el profesor los mira a ellos. Ellos lo miran de arriba abajo, lo miden, lo examinan mucho antes de que ellos sean examinados. El profesor está allí y no está, tratando de pensar al mismo tiempo en los alumnos que tiene delante, en las exigencias de la materia que tiene que dar y su didáctica, en las complicaciones burocráticas del contexto, en su propia persona. Sea persona tranquila o nerviosa, tendrá la sensación inevitable de que ha aterrizado en medio de un país extranjero y en principio hostil, viéndose “sólo ante el peligro”. Y si no es todavía consciente, lo sabrá enseguida, a poco que lleve unas semanas de clase y le asalten las primeras tentaciones, alentadas por el síndrome del novato: todo profesor nuevo es por definición un inmigrante que ha pasado del confortable lugar de un lado del aula en dónde se sentía seguro y acompañado como estudiante al otro lado donde se encuentra solo y extraño como profesor. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Las primeras tentaciones de este inmigrante lleno de miedo -peor sería que se sintiera seguro arropado en su papel institucional- consisten en simplificar la situación mediante la cómoda identificación con algún factor ya simplificado: con los alumnos, con la materia de enseñanza o con el reglamentismo escolar. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 12px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">PRIMERA TENTACIÓN: EL COLEGA</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">El nuevo profesor –o profesora-, a pesar de la zozobra que pueda embargarlo, no vuelve en realidad a un sitio extraño para él. Muy al contrario, vuelve, tras un tiempo de vacaciones –aunque sea estudiando oposiciones, de estudiante al fin y al cabo- que se ha tomado desde que terminó el último curso de universidad, a un lugar en donde, con ligeras variaciones, ha pasado media vida, casi toda su infancia y juventud, sentado allí enfrente, donde están ahora aquellos que ayer mismo eran sus colegas y ahora lo miran como a un enemigo. Allí está él, en la trinchera, convertido de pronto en capitán general sin experiencia ninguna de mando como cabo, sargento, teniente, capitán, comandante, coronel o simple general de brigada. La primera decisión que debe tomar es la de asumir su nuevo papel, que es difícil. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">La primera tentación que debe resistir, si es que la resiste, es la de la regresión infantil, la de identificarse de nuevo con los colegas de enfrente, pues se trata de un papel que conoce bien y tiene de él, como decimos, una larga experiencia. Hay, ya digo, quien no resiste esta primera tentación de salir huyendo de la mesa y la tarima, de los rituales de su recién investida autoridad institucional –hoy, por cierto, extremadamente precaria- y corre a refugiarse allí delante entre quienes se considera todavía como uno de los suyos, como un colega más. Para esto, ya no es necesario, como hace algunas décadas, hacer ningún gesto de acercamiento: “Llamadme de tú, por favor”, ni dar la mano con miedo a que se tomen también el pie. No: las distancias están de antemano rotas y el problema es como reconstruirlas sin romper el flujo comunicativo entre las partes. </span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Recuerdo a este respecto una anécdota vivida en un Centro de Adultos con un curso de jóvenes de catorce años que no habían obtenido el Graduado Escolar. Con el mayor desparpajo del mundo –pues esto ocurría en el interregno de la llamada transición política y nadie tenía claro quién mandaba o iba a mandar y nadie mandaba- el grupo funcionaba de manera asamblearia. Y en una de las asambleas, un compañero profesor que se empeñaba siempre en darle la razón a los muchachos, recibió la siguiente lección, de la que yo también tomé nota. Un alumno pidió la palabra y dijo:</span></div>
<ul>
<li style="font-family: 'Times New Roman'; margin: 0px; text-align: justify;"><span style="font-family: 'Lucida Grande'; letter-spacing: -1px;"></span><span style="letter-spacing: 0.1px;"><i>Oye, Fulano; que nosotros no queremos que nos den siempre la razón, lo que queremos es que nos quieran</i>. </span></li>
</ul>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Hay quienes, practicando o no pedagogía asamblearia, ceden a esta primera tentación y asumen este papel de colega en el aula y allí flotan durante mucho tiempo, quizá durante toda su vida profesional –si no recibe una llamada de atención a tiempo- como agarrados a un salvavidas inflado que puede explotar en cualquier momento. Deberá, claro está, pues si no esto sí tendría consecuencias para su nuevo estatus, cumplir con las formalidades burocráticas que exija la Consejería correspondiente a través de los mandos intermedios, y ponerle notas a los alumnos, seguramente generosas tratándose de colegas. </span></div>
<br />
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.1px;">Se dará cuenta con el tiempo, si no está ciego ni sordo, de que aquellos que ahora tiene sentados enfrente no son ya sus colegas. Que lo quiera o no, él ha sido separado de la panda y es ya otra cosa, que tiene otro papel asignado y que tendrá que responder de él si quiere ser consecuente con su elección, por las razones que sean, de la profesión docente. </span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.1px;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-43613879272228674842014-09-03T13:00:00.004+02:002015-04-09T17:40:13.219+02:00LXXX.- La lectura como alimento<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-left: 56.7px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><span style="font-size: large;">LXXX</span></span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-left: 56.7px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><span style="font-size: large;">La lectura como alimento</span></span></div>
<div style="font-family: Avenir; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Siendo a la sazón tutor de un segundo y último curso de nuestro escaso Bachillerato, tuve que llamar a los padres de los alumnos del citado curso para buscar remedio a su escandalosa apatía. Algunos padres acudieron en socorro. Y he aquí lo que me contó una madre sobre uno que otra vez repetía: “Mi hijo dice que no quiere tener la vida que ha tenido su hermano” - me dijo. Y luego me explicó: resulta que este alumno tenía un hermano mayor que había sido estudiante de verdad, que había sacado muchos sobresalientes, que había leído muchos libros, que había estudiado con dedicación y esfuerzo inusitados una carrera difícil y que desde los catorce hasta los veintimuchos años no había salido de casa, no había alternado con muchachas, no había ido a los botellones..., en fin, que a juicio del hermano menor había desperdiciado toda su juventud. Lea usted para esto. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En los monasterios benedictinos se leía, porque así lo mandaba la regla, para salvar el alma: <i>ora et labora</i>, a Dios rogando y con el mazo dando. La lectura era a un tiempo rezar y trabajar. Por esa misma razón leen también los musulmanes el Corán: confía en Allah, pero ata tu camello. Leer bien es arriesgar nuestra identidad, dice George Steiner</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">. Y Kafka, para quien la escritura era también una suerte de oración, dice que los libros están para sacarnos de nuestra dormilera: “Sólo deberíamos leer aquellos libros que nos muerden y nos pinchan. [...] Un libro debe ser el hacha que quiebra el mar helado que hay dentro de nosotros”</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">.</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">El Quijote se leía en un principio para reírse y pasárselo bien, cosa increíble para nuestros alumnos, que lo leen para aprobar la asignatura de Lengua y Literatura haciendo todos los ascos del mundo. Desde la perspectiva de la educación, no se lee por leer, se lee para algo: para formarse y entender el mundo en que se ha nacido. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">No es lo mismo información que formación, aunque lo segundo precise de lo primero, como el alimentarse necesita de los alimentos. Porque lo que reclama en primer lugar la lectura, especialmente en las aulas, es un régimen de alimentación, una dieta. Resulta interesante comparar la lectura con la alimentación, pues lo que impera en nuestra sociedad de consumo es la cantidad sobre la calidad. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Dice a este respecto Pedro Salinas: “En este Olimpo de monstruos hay uno tan grande como el que más, el monstruo, el dios de la cantidad. Él es el que nos invita a resbalar hacia la catástrofe, poniéndonos a los pies de ese deslizadero, esa falaz ecuación: más, igual a mejor”</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">. Y de la misma manera que ante tanta abundancia de todo lo que los niños y los jóvenes están continuamente llamados a tragar, la madre naturaleza, que es sabia, reacciona con las alergias, las anorexias y las bulimias, también hay alergias, anorexias y bulimias ante la sobreabundancia de información que los niños y los jóvenes están conminados a tragarse fuera de las aulas y en las aulas, a las que llegan ya hartos y con la atención totalmente embotada y el apetito bajo mínimos. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Pues no es cierto que se lee poco, sino que –aparte de lo que ocupan las pantallas- se lee demasiado, mal y con desgana; y lo que se lee sobre todo son esos <i>best-sellers a la fuerza</i> que se llaman libros de texto, que se hacen, como los videoclips, a base de impactos que duran lo que dura pasar una hoja, mal redactados y peor organizados, de manera que parecen hechos a propósito para que los estudiantes no sólo no se enteren de nada, sino que no le vean al acto de leer o de estudiar el sentido por ninguna parte, a pesar de los guiños de complicidad que sueltan las páginas a cada momento confundiendo la pedagogía con el marketing publicitario. Se olvida que lo que más se aprecia en un libro es la capacidad que tiene de hacerse entender y hacer entrar al lector en un mundo desconocido para él que puede hacer suyo y compartirlo. Y para este fin lo que más forma, pues forma al tiempo al futuro lector, es la lectura de un buen libro, un libro que esté bien escrito y que además diga cosas importantes para cualquier ser humano.</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i>Nasrudin, el sabio idiota, iba un día para su casa con cuarto y mitad de carne y la receta para guisarla. De pronto, un cuervo se lanzó sobre él y le arrebató de la mano el trozo de carne. </i></span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i>Mientras el pajarraco se alejaba volando, Nasrudín le increpa así: -¡Pájaro estúpido! Ya tienes la carne, pero ¿qué harás sin la receta? </i></span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i><br /></i></span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">El chiste de Nasrudín, aparte de otras lecturas en las que no entramos</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">, pone en evidencia el comportamiento de aquel lector que, como un falso erudito, lee para demostrar cuánto ha robado leyendo para su uso particular y no para comprender lo que lee y usarlo convenientemente. Le falta la receta del diseño de la comprensión del conocimiento y su adecuada aplicación, y el resultado suele ser un plato soso que ni le alimenta a él ni alimenta a nadie.</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Plantearse las finalidades y funciones de la lectura desde la realidad de una actividad que se realiza de puertas adentro de cada individuo implica considerar el <i>para quién</i> en el <i>para qué</i>. Es decir, supone plantearse qué clase de hombre o mujer tiene que ir conformándose en base a la actividad lectora. Y se sobreentiende que esta actividad mejorará a quien la realiza en su forma de ver, sentir y pensar la realidad, empezando por la realidad de sí mismo. En relación con las finalidades de la lectura, hay por tanto, otro punto de vista, individual e interno, más real y más interesante, que convierte a la lectura en un resorte de evolución personal. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Sigamos con la metáfora de la alimentación y concretémosla ahora en un melocotón</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">. ¿Qué ofrece un melocotón y qué podemos hacer con él? Podemos estudiar su composición química en el laboratorio: agua, azúcares, vitaminas, etc. Podemos analizar su etimología: </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Avenir; letter-spacing: 0px;"><b><i>Melocotón</i></b></span><span style="letter-spacing: 0.0px;"><i>: 1. Del latín "malum cotonium", "membrillo". 2. Del bajo latín "[malum] persicum", "fruta de Persia". El diccionario de María Moliner da "pérsico" como sinónimo de melocotón. 3. De la voz mozárabe albérchigo (= el pérsico) "variedad de melocotón" y, a través del griego praikokion en albaricoque.</i></span><span style="letter-spacing: 0px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Podemos admirar y contemplar su belleza de forma, color, aroma y textura. Podemos comerlo. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En realidad, el melocotón se comprende verdaderamente cuando se prueba con apetito. Todos los sentidos intervienen en esa prueba. Pero, además, se trata de una comprensión -una apropiación- interna, exclusiva de cada uno. (Hay quienes no resisten el tacto aterciopelado del melocotón). A nadie se le ocurre dar a probar un melocotón a otro para que se lo cuente, por bien que el otro domine su lengua, en paladar y habla. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Pero además de proporcionar alimento al que lo prueba, el melocotón lleva, oculta y protegida, una semilla (el hueso) que no es comestible, pero sirve para que la fruta se reproduzca. (¿Acaso no estamos perdiendo las auténticas semillas de nuestra cultura como perdemos las semillas del trigo o de los tomates de antes? ¿No las estamos cambiando por transgénicos de más rentabilidad y de dudoso acoplamiento a nuestra propia naturaleza?) Y aún más, las mondaduras pueden servir también de complemento -olor, sabor y alimento-, de un té o cualquier otra infusión. Y de estiércol para abonar el hueso, la semilla que se ha sembrado. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Un buen texto para leer es como un buen melocotón. De secano, si es posible.</span></div>
<br />
<div style="font-family: Avenir; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-58069954341913960942014-09-02T11:47:00.003+02:002015-04-09T17:40:55.115+02:00LXXIX.- ¿Tiene hoy sentido el lenguaje de los mitos?<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-left: 56.7px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><span style="font-size: large;">LXXIX</span></span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-left: 56.7px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><span style="font-size: large;">¿Tiene hoy sentido el lenguaje de los mitos?</span></span></div>
<div style="font-family: Avenir; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">El aspecto peyorativo del término “mito” viene dado por el hecho de que ciertas narraciones o partes de esas narraciones, si se interpretan literalmente, puedan ser puestas en entredicho por discursos más racionales como los que aporta la ciencia, que es hoy a la que se otorga toda la autoridad (el poder, también sobre la ciencia, está en otra parte). Esta transposición literal ha producido toda una literatura de gran éxito editorial, en la que las narraciones bíblicas, por ejemplo -no suele hacerse con otros textos clásicos, como <i>La Odisea</i> o el <i>Mito de Prometeo</i>-, son puestas en ridículo al ser interpretadas como si fueran informes científicos. Esta posición acrítica y reduccionista supone convertir también en mito, en sentido peyorativo, a la propia ilustración que le sirve de justificación. A este respecto dicen Adorno y Horkheimer: “Cuanto más domina el aparato teórico todo cuanto existe, tanto más ciegamente se limita a repetirlo. De este modo, la Ilustración recae en la mitología, de la que nunca supo escapar […] El hecho bruto es proclamado como el sentido que él mismo oculta”.</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">. La interpretación literal de estas narraciones, por la otra parte también -la religiosa-, han reforzado su desprestigio al enfrentarse con construcciones explicativas de la realidad fáctica más lógicas y cargadas de razón. Traducir las imágenes, los símbolos y los mitos tradicionales en términos positivistas y materiales priva al ser humano del reconocimiento de una parte sustancial de sí mismo, de su entera autocomprensión como ser reflexivo que es, y lo mutila, lo condena a renunciar a su plena realización humana. El mito está en la base de toda gran literatura, y es, como ha señalado Gilbert Durand, el que impulsa a la creación, mediante la palabra, de un espacio sagrado para el hombre, una morada, un ethos, un “universo ejemplar”, una “tierra prometida” a la que queremos regresar desde nuestra condición esencial de exiliados, una utopía y una ucronía que han anidado siempre en el corazón del hombre</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">. </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Se suele citar el viejo proverbio chino “una imagen vale más que mil palabras” para afirmar la primacía de la imagen; pero se confunden la imagen literaria -el mito, el símbolo- con las imágenes que hoy proliferan mediante la inundación de las pantallas, que no ocupan el lugar de la palabra, si no es porque la palabra acude a leerlas e interpretarlas, sino que más bien reduce la resonancia interior de la palabra a la materialidad de su visibilidad, por lo general interesadamente provocativa. Un mito griego, una parábola evangélica, un cuento de la tradición sufí, zen o jasídica, un poema de Ibn Arabi, Omar Kayyan, Kabir, Gibran, Tagore, Blake, Rilke, Kathelen Raine, San Juan de la Cruz, Antonio Machado, Eliot o Celam, nos aportan, en genial síntesis, auténticos tratados de sabiduría que abarcan a la vez cuestiones teológicas y metafísicas, filósoficas, psicológicas y sociológicas que, en su integración, presentan dimensiones y niveles de sentido que cada una de las disciplinas mencionadas por sí solas no pueden ofrecer. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Como ha dicho Mircea Eliade, en nuestra sociedad los mitos se degradan y los símbolos se secularizan, “pero jamás desaparecen, ni siquiera en la más positiva de las civilizaciones, la del siglo XIX. Los símbolos y los mitos vienen de demasiado lejos; son parte del ser humano y es imposible no hallarlos en cualquier situación existencial del hombre en el Cosmos”</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">. </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"> Precisamente nuestra sociedad, al tiempo que niega las explicaciones que los mitos tradicionales han ofrecido sobre las preguntas esenciales que el hombre se ha planteado desde tiempos remotos –<i>quién soy, de dónde vengo, a dónde voy, cuál es mi misión</i>-, y sobre su vivir cotidiano y los valores que le pueden dar sentido, ofrece multitud de discursos en los que el mito, degradado y degenerado en ideología y propaganda, sirve, mediante la manipulación de las emociones –esa parte irracional que el ser humano no puede negar sin pagar por ello, como nuestra reciente historia del siglo XX ha puesto de manifiesto- a causas ajenas al interés humano. Como ha dicho George Steiner, la palabra humana, por su propia manera de ser, lo mismo puede servir para “articular la ética de Sócrates, las parábolas de Cristo, la construcción maestra del ser en Shakespeare o Hördelin”, que “diseñar y crear los campos de concentración y transcribir las sesiones de la cámara de torturas”</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">. Y Sören Kierkegaard, hace ya siglo y medio, escribía proféticamente lo siguiente: “Ninguna época ha producido mitos del intelecto tan ágilmente como la nuestra, que produce mitos, justamente, por el afán de exterminar todos los mitos”, sin sospechar hasta qué punto se iban a incrementar tanto el afán de exterminio de las narraciones tradicionales como la producción propia de mitos espurios</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">. Tenemos, por supuesto, libertad para ignorar e incluso despreciar el mundo de la mitología de nuestras tradiciones culturales, que presentan en su fondo común un contenido universal que afecta a todo el género humano, en nombre de la secularización y el materialismo positivista que el siglo XIX trajo a nuestra cultura desde una parcial y determinada interpretación de la ilustración; pero los mitos han acabado vengándose de ese desprecio y vuelven en formas degradas y a veces inhumanas, como vimos en los años treinta del pasado siglo. </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Mediante el mito, el hombre ha manifestado, sobre todo en los albores de las distintas culturas, sus intuiciones radicales, las propias de su ser y su existencia, y por su carácter quizá primitivo y originario, sus expresiones textuales son las más adecuadas para que en los comienzos de su formación, el niño y el joven emprendan su ritual de iniciación cultural a través de la lectura. Iniciación no sólo como puerta de acceso a un mundo, sino también como asunto que se sitúa siempre desde el inicio, desde el origen, pues el ser humano no construye nada de la nada. La estructura básica del ser humano, más allá de su realidad biológica y sus condiciones históricas concretas, presenta un componente espiritual, por encima de su espacio y de su tiempo vividos, pero encarnado en su concreción temporal, que se revela en esas imágenes primordiales que aparecen en los cuentos, los mitos, las fábulas, la poesía, los sueños, la inspiración del artista y el subconsciente del neurótico. Son lo que Jung llama “arquetipos”, y constituyen una realidad insoslayable que cada uno tiene que integrar en su alma si quiere realizarse plenamente. Esto no quiere decir, ni mucho menos, que los textos de que hablamos -ni siquiera los cuentos de hadas- sean sólo cosa propia de niños o de locos que reprimen su mundo subconsciente. Son expresiones de toda existencia humana cuya experiencia de vida busca su cumplimiento y plenitud. </span></div>
<br />
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Con toda la carga de ambigüedad e insuficiencia -que no son exclusivas del mito, sino consustanciales con el mismo hombre-, que tienen esta clase de discursos, han sabido resistir, sin embargo, a lo largo del tiempo, todas las interpretaciones y todos los usos, y servir al fin y al cabo y siempre a la comprensión del ser humano y a la búsqueda incesante de su plena realización. </span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-24061158858115691662014-08-29T12:05:00.001+02:002015-04-09T17:43:14.700+02:00LXXVIII.- ¿Por qué y para qué tenemos que leer? (2)<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;">LXXVIII</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: center;">
<span style="letter-spacing: -0.8px;"><span style="font-size: large;">¿<i>Por qué y para qué</i> tenemos que leer? (2)</span></span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; font-size: 18px; margin-left: 56.7px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<br /></div>
<div style="font-family: Avenir; font-size: 12px; margin-left: 56.7px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">El aprendizaje de la lectura es, en nuestra cultura, un <i>rito de iniciación</i> que consiste fundamentalmente en la formación de la mirada del que lee. Y la situación en que se hayan los responsables de la iniciación, los que reciben a los miembros nuevos que deben iniciarse, es un tanto paradójica. Pues, ¿cómo podemos ayudar a esa tarea de formación de la mirada lectora los miembros adultos de la tribu ya instalados si no es también leyendo y formando nuestra propia mirada? Así este autor, para escribir esto mismo, ha tenido que leer cosas, releerlas para entenderlas mejor, cotejar sus opiniones con otras más autorizadas y discutirlas, escribirlas para pensarlas, reflexionarlas y reescribirlas una y otra vez para comprender a fondo el asunto y expresarlo de la manera más clara y elocuente. Para poder compartir nuestras propias ideas escritas hemos de atenernos también a la lectura, a que la mirada de otro lector se pose sobre lo que escribimos -que en principio no está escrito para las musarañas, las polillas, ni las carcomas-, y active con su mirada atenta estos garabatos en sí inertes. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Puesto que se trataba de leer y releer, para que el lector ahonde conmigo en el asunto me sirvo de algunos textos que, a pesar de su antigüedad, ofrecen su vigencia a cierta clase de mirada. Con ello, pretendo ser coherente con la propuesta sobre la lectura que subyace en estas reflexiones. Una propuesta que se refiere a una clase particular de textos y a una manera peculiar de leerlos. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Suelo recurrir a los mitos, fábulas, cuentos, epopeyas, poemas épicos y líricos, parábolas, apólogos… de la literatura clásica de todas las culturas, o si se quiere, de la literatura misma entendida en sentido clásico y tradicional, antes de que fuera expropiada por la industria cultural, banalizándose y trivializándose en sus contenidos y pasara a ser una sección más del mercado de consumo de entretenimiento y propaganda en que vivimos.</span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">No son esos textos raros, a veces trasnochados e irrelevantes, que sirven a la investigación erudita, especializada, que se ofrecen para ser acumulados en la demostración de un saber. Desde el enfoque que encierra mi propuesta, se trata de auténticos artefactos de transmisión de valiosos conocimientos, verdaderos instrumentos de aprendizaje que fueron elaborados, sabiamente construidos por seres humanos, y han sido una y otra vez leídos y requeteleídos, glosados y comentados, traducidos y traicionados, comprendidos y mal comprendidos, compartidos y discutidos, es decir, usados una y otra vez, aplicados a la realidad, a la experiencia humana en distintos contextos, por muchas generaciones y en distintas lenguas y culturas; textos que forman parte de aquello que permanece como memoria de toda tradición cultural, de la nuestra también, una tradición que se conserva y transmite precisamente gracias a la lectura; textos que reclaman por ello su presencia y permanente revitalización una generación tras otra para enseñarnos algo sobre el mundo y sobre nosotros mismos. </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">La elección de esta clase de textos como ilustración y argumento a la vez de mis propuestas formativas mediante la lectura aporta también algo sobre el por qué de la misma. Son textos que responden a un saber originario que el hombre manifiesta sobre sí mismo, un saber que se expresa principalmente en una clase privilegiada de discursos o maneras de pensar que de forma general podemos llamar <i>mito </i></span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">en contraposición a esos otros textos que utilizan la lógica y la argumentación. </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">La palabra “mito” fue cobrando a partir de la Ilustración un sentido peyorativo, como algo irracional, perteneciente a la imaginación y la fantasía, que la razón debía desechar en pro de la materialidad de los hechos. Esta actitud frente al mito no era nueva, pues se esbozaba ya de manera más primitiva, ingenua y tolerante en los primeros filósofos griegos, que trataban de contrastar, más que oponer, la filosofía –el logos- como forma racional y discursiva de conocer la realidad a los mitos antiguos. Hoy el mito recupera su lugar legítimo entre las formas de conocimiento que el ser humano posee, y aún más, reivindica su preeminencia cuando se trata de realidades que atañen precisamente de forma directa al propio ser humano, en cuanto realidad compleja, dotada de un interior, una conciencia. </span></div>
<br />
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 56.7px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Esa realidad compleja se manifiesta culturalmente de forma polifacética en distintas clases de discursos, en una especie de tejido donde hilos de distinta procedencia y valor lógico y epistemológico se entretejen en una suerte de oposiciones complementarias -<i>complexio oppositorum</i>-. Esta urdimbre discursiva constituye la base de nuestra tradición cultural, que no sólo se verifica mediante experimentos de laboratorio –los discursos científicos-, sino mediante la discusión argumentada y el acuerdo en la polis y también en la experiencia dramática del vivir y los testimonios que aportan. Son los discursos narrativos del mito los que recogen esa experiencia dramática milenaria del ser humano desde sus primeros balbuceos entre la inspiración y la revelación. Todas son formas válidas y plausibles de cotejar y verificar racionalmente nuestros discursos con la realidad. </span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-67733445215888058682014-08-28T12:09:00.001+02:002015-04-09T17:41:57.292+02:00LXXVII.- ¿Por qué y para qué tenemos que leer? (1)<div style="font-family: Avenir; font-size: 24px; margin-bottom: 5px; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: -0.8px;">LXXVII</span></div>
<div style="font-family: Avenir; font-size: 24px; margin-bottom: 5px; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: -0.8px;">¿<i>Por qué y para qué</i> tenemos que leer? (1)</span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-bottom: 5px; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-size: x-small;">Desde que el pueblo sabe leer y carece de tradiciones orales son las gentes capaces de manejar la pluma las que proporcionan al público las concepciones de lo que es grande y los ejemplos susceptibles de ilustrarlas.</span></i></span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-bottom: 5px; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><span style="font-size: x-small;">(SIMONE WEIL)</span></span></div>
<div style="font-family: Avenir; font-size: 12px; margin-left: 28.4px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<div style="margin-left: 56.7px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Borges decía que los gorilas son analfabetos porque no quieren que los pongan a trabajar. </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">Como pasa con todas las malignas ocurrencias de Borges, esta hay que pararse a pensarla dos veces. ¿Acaso la alfabetización no ha sido una necesidad impuesta por las sociedades industriales para hacer rendir más al obrero –se preguntan algunos- y por los estados modernos para controlar mejor a sus ciudadanos, mediante los censos, los impuestos y las escuelas? ¿Hay en la estructura esencial del ser humano –dicen otros- algún error esencial o pecado que lo condena al trabajo y recaba entre nosotros, los que vivimos en culturas de libro, la necesidad de la lectura? Entonces, ¿los analfabetos no son humanos, son como los gorilas? ¿Se agorilan los que no leen? ¿Hemos olvidado los orígenes de nuestra cultura judeo-cristiana en la que la lectura estaba ligada a la fiesta y la paideia, al ocio? ¿Acaso la palabra “escuela” no significa precisamente eso, ocio? ¿Trabajamos para vivir o vivimos para trabajar? ¿Es la lectura un problema de cantidad o de calidad? Quizá no sea necesario que todo el mundo lea, ni que tenga que leer de la manera particularmente exigente que aquí se propone; pero alguien tiene que hacerlo y hacerlo bien si no queremos perder la memoria y volver con los gorilas. </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">Por otra parte, nadie tiene por qué pensar que las personas tengan que saber leer para disfrutar de sus derechos como ciudadano, ya se encargarán los políticos de recordárselos y administrárselos a cambio de su voto y sus impuestos; lo estrictamente necesario es que el ser humano como tal, especialmente en nuestra cultura, lea; y cuanta más gente y mejor, mejor. ¿Por qué?</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span></div>
<div style="margin-left: 56.7px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Primero: porque existen condiciones y necesidades antropológicas de carácter estructural que en el contexto actual de nuestra cultura exigen aprender a leer para ver el mundo e instalarse convenientemente en él. La necesidad de saber, la curiosidad innata del hombre, su deseo de conocer el mundo, hacerse una representación de él lo más real posible está inscrita en su estructura originaria. Esta curiosidad viene determinada por el hecho de que el ser humano es un ser inacabado, abierto, un viajero curioso siempre en camino. En este camino, religioso y secular al mismo tiempo, de las civilizaciones, el viejo depredador se ha ido convirtiendo en un cazador de sueños; a veces sale del sueño y ve, horrorizado, que sigue siendo el viejo depredador de siempre.</span></div>
<div style="margin-left: 56.7px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Segundo: porque nuestra civilización tiene como base una tradición cultural que se transmite de generación en generación especialmente gracias a los libros. Porque nadie es sabio por lo que sabía su padre y ello plantea la necesidad de leer y volver a leer a los sabios de ayer. La necesidad de compartir lo que sabemos tanto en el orden temporal como espacial, en virtud de nuestras limitaciones. Esta necesidad viene determinada también por nuestra falta de acabamiento biológico, por una larga infancia que precisa de cuidados imprescindibles para que el infante madure y se desarrolle, para que aprenda a acoplarse a un mundo que ya está hecho y que él no ha elegido y hereda de las generaciones anteriores, que a su vez lo han construido sobre las anteriores. </span></div>
<div style="margin-left: 56.7px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Tercero: porque el ser humano tiene un interior, una conciencia, es un animal reflexivo. El mundo, para el hombre, no es sólo lo exterior, sino el interior propio y también el de otros hombres y mujeres con quienes forzosamente hay que hablar y entenderse para que el con-vivir no sea un des-vivirse y un des-vivir. Esta característica de reflexividad, de tener una conciencia, nos exige a los humanos no sólo hacernos una representación del mundo, sino darle también un sentido acorde con nuestras exigencias personales, interiores y genuinas. Exigencias que tienen un fondo primordial y originario del cual el ser humano no puede prescindir sin que ello traiga consecuencias. </span></div>
<div style="margin-left: 56.7px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Son estas características o necesidades antropológicas y las consecuentes exigencias para la vida humana las que hacen de la lectura en nuestra cultura un verdadero <i>rito de iniciación</i>. Un rito de iniciación que nos plantea las siguientes cuestiones: ¿Cómo conocemos el mundo? O mejor dicho: ¿Cómo lo leemos? ¿Cómo compartimos las representaciones y actuaciones que se derivan de su lectura? ¿Cómo le damos sentido a esas representaciones y actuaciones de manera que sintamos que merece la pena vivir?</span></div>
<div style="margin-left: 56.7px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">De todas estas cuestiones, la última es, desde la perspectiva pedagógica, crucial, y constituye el eje de mi propuesta pedagógica: partir, en una tarea de formación por encima de la especializaciones y las competencias técnicas, de una selección de textos representativos de nuestra tradición cultural para formar una mirada lectora, comprensiva y crítica, que permita una mayor humanización del mundo, del papel y sentido de nuestra presencia en él. No se trata de crear otra área más bajo el título genérico de “humanidades”; se trata de aportar a los saberes de nuestra tradición cultural una perspectiva por la cual vemos en ellos su aspecto humanizador, de formación general, por encima de los particularismos académicos y laborales. </span></div>
<br />
<div style="margin-left: 56.7px; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Los textos esenciales que heredamos de nuestra tradición cultural son como partituras que compusieron músicos geniales y que nosotros hemos de leer e interpretar de la mejor manera que sabemos. No basta con saber solfeo, es necesario que el instrumento musical esté afinado, que uno sepa manejarlo bien, si no con virtuosismo, al menos con competencia fiel a la partitura. Debemos también saber hacerlo en armonía con los demás músicos de la orquesta. Puede haber, sin duda, interpretaciones originales, nuevas versiones, adaptaciones de los viejos sonidos a los nuevos instrumentos y oídos. Pero para todo ello se necesita antes que nada una gran sensibilidad en la interpretación; se necesita no sólo tener manos ágiles y embocadura conformada y encallecida, sino oído y corazón bien afinados. El músico y su capacidad como artista es el asunto principal para que suene bien la orquesta. </span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
</div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-55961553595613617042014-08-25T10:57:00.004+02:002014-08-25T18:56:52.707+02:00LXXVI.- Del inspector o corregidor<div style="font-family: Avenir; font-size: 11px; margin-bottom: 5px; margin-left: 56.7px; min-height: 15px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">LXXVI</span><br />
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Del inspector o corregidor</span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><span style="font-size: x-small;"><b>(A José-Antonio López, inspector)</b></span></span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 28.4px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-size: x-small;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i><span style="font-size: x-small;">El mundo es sagrado y pertenece al espíritu, por lo tanto, no debe ser manipulado. Quien lo manipula, lo corrompe; quien pretende conservarlo, lo pierde. Por eso, el Sabio evita todos los excesos de cantidad, de medida o de forma.</span></i></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; min-height: 11px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-size: x-small;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"><i></i></span><br /></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 28.4px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-size: x-small;">TAO THE KING</span></i></span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 28.4px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Después de haber ejercido toda una caterva de oficios diversos –zapatero, carpintero, chupatintas, músico, radiotécnico… -, empecé a trabajar en la enseñanza en el curso 1969-1970; la he dejado después de una experiencia bastante larga, variada y creo que bastante intensa también. Larga en años, intensa en compromisos asumidos, variada en puntos de vista, vivida en situaciones, tanto externas como internas, muy diversas. He tenido ocasión de hacer casi de todo en este oficio. Y he recibido muchas lecciones, como una que ahora recuerdo en una visita de inspección el primer curso en que me estrenaba como maestro.</span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"> Estaba todavía vigente la Ley Moyano (adaptada por el profesor Ruiz Jiménez), que duraba ya casi un siglo. Yo tenía recién terminado magisterio y acababan de concederme el premio nacional fin de carrera. Por cierto, que el premio (diez mil pesetillas de las de antes, un diploma y una insignia que te ponían en la solapa de la chaqueta), no pudo entregármelo el entonces ministro de educación (Villar Palasí), como se tenía previsto, porque precisamente estaba presentando ese día en las Cortes la nueva Ley General de Educación. La primera reforma que me tocó vivir; no sería desde luego la última. A las pocas semanas de volver de Madrid recibí mi primera visita de inspección. El director del colegio me presentó al inspector orgulloso de tener en su claustro a un premio nacional. Y el inspector dijo: “Eso quiere decir que es un buen estudiante, pero no significa que vaya a ser un buen maestro”. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">La lección hirió mi vanidad, recientemente inflamada por el premio, pues la verdad siempre duele, y tiene que ser así, porque de otra manera no tomaríamos nota ni aprenderíamos nada de nada sobre nosotros mismos. Luego fui comprobando que, en efecto, el inspector llevaba razón, pues este oficio es algo práctico y complejo a la vez, que sólo se aprende, y nunca bien del todo, con la experiencia, que es la idea que yo defiendo ahora, con algunos matices. Porque siendo verdad que el oficio se aprende por experiencia, eso no quita que sea una condición necesaria, aunque no suficiente, lo de ser un buen estudiante. No comparto esa idea peregrina de que uno puede enseñar algo que no sabe; es decir, que pueda existir una pedagogía o una didáctica sin un contenido bien asumido y comprendido -que no tiene por qué ser aquello que definen las especialidades académicas-.</span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Después, ya en pleno ejercicio de la profesión, vi que la mayoría de los inspectores -con honrosas excepciones, como uno que me dice haber ejercido la función como ejercía la suya San Manuel Bueno Mártir, el cura de Unamuno- dejaron de entrar en las aulas, no sé si por no molestar o porque no tenían mucho que decir o por ambas cosas a la vez. La verdad es que su función se les puso bastante complicada con las reformas y reformas de las reformas, por eso yo nunca me sentí llamado al ejercicio de esta importantísima tarea. Creo que se trata de un servicio realmente fundamental en un sistema educativo público, pero a mí me parece -y creo que en esto no han cambiado mucho las cosas- que está muy mal aprovechado. Para ejercer de inspector se necesita una buena experiencia, mucha formación y una independencia política plenamente garantizada. Yo creo que, en general, las dos primeras condiciones suelen cumplirse; no tanto la tercera. La reciente historia de la inspección y su progresiva dependencia de las políticas de los turnos de partido creo que le han hecho mucho daño y han menoscabado su autoridad. Esa dependencia de políticas partidistas me parece que se ha acrecentado con las transferencias de educación a las comunidades autónomas (muy especialmente en las llamadas “nacionalidades históricas”, como el País Vasco o Cataluña, en virtud de la ideología nacionalista). Por eso dice el refranero que “del amo y del mulo, cuando más lejos más seguro”. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Quizá exagere, pero tengo la impresión de que este servicio, que se llama “técnico”, está excesivamente politizado (en el mal sentido de la palabra), como toda la educación por otra parte. El servicio de inspección de la enseñanza pública (incluyo naturalmente a los centros concertados) debería ser un servicio estatal independiente, al abrigo de los cambios de gobierno y la vieja costumbre de las cesantías; que se garantizara no sólo un acceso a la función inspectora totalmente basado en las competencias técnicas de los aspirantes, sino que garantizara también el ejercicio independiente de esa función, de manera que los informes técnicos de los inspectores tuvieran el valor y la operatividad que ahora mismo me temo que no tienen. No todo puede estar sometido a voto; el voto sirve para juzgar una política, pero no sirve para juzgar la competencia de una actuación técnica, dicho lo de “técnico” en un amplio sentido. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">De esa manera se ejercería la función como merece ser servida. Recuerdo a este respecto un proverbio latino que a mí me parece que viene como anillo al dedo para resumir mi punto de vista sobre las directrices de ese ejercicio, aunque no sea yo quién para decirlas: <i>videre omnia, tacere multa, corrigere pauca</i>. Creo que el aforismo (que guardo en la memoria no sé de dónde ni de cuándo) es de Tácito, según me dice mi amigo Luis Margüenda, que es de “clásicas”: verlo todo, callar mucho y corregir poco; también pudiera servir como lema a la actuación del profesor en el aula, si el aula tuviera hoy las condiciones de tal.</span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En cuanto al verlo todo, hoy el inspector, aunque el servicio de inspección no deja de ser, fuera del profesor y los equipos directivos, la instancia de la administración educativa más en contacto con la realidad, está obligado a constreñir su mirada sobre los aspectos puntuales que marcan las políticas educativas coyunturales, los controles burocráticos correspondientes y las estadísticas al servicio de la retórica del poder. Esto reduce su campo de visión y pone velos a la realidad inspeccionada. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En lo relativo a ejercer calladamente su tarea, creo que hoy el inspector se siente obligado también, por la configuración de una administración con mandos políticos en niveles que son técnicos, a estar de continuo predicando en el desierto las excelencias de las reformas, proyectos e ideas que surgen en los despachos con demasiada profusión y poca reflexión, bajo la presión de las estrategias de cada partido y de cada momento para la toma o conservación del poder. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Y, finalmente, en cuanto a corregir, ciertamente dice el aforismo que hay que corregir, aunque sea poco. Pero ocurre que se corrige todo, que es lo mismo que corregir nada, pues se corrige a todo el mundo curándose en salud, como quien dice, a base de controles y más controles generalizados que lo especifican todo para que nadie se salga de las casillas. Todo ello, fíjense, en nombre de la autonomía de los centros de enseñanza. Esto es nefasto para el ejercicio de este oficio, pues frustra las buenas intenciones y las capacidades creativas de los profesores, que las tienen, y no son pocas ni pocos, y permite que aquello que realmente debe ser corregido y con la contundencia que sea necesaria en los menos se oculte bajo el socorrido manto del cumplimiento de las formalidades en los más.</span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Creo que esta dependencia del poder político circunstancial se corregiría, tanto en lo relativo al servicio de inspección como a otros servicios de asesoramiento y control de la administración educativa, o de formación pedagógica, haciendo que todos aquellos que tienen algún poder de influir en la enseñanza, se enfrentasen directamente a ella en las aulas de alguna manera. Pues cuando digo que enseñar es un oficio lo digo con todas sus consecuencias, y no conozco ningún otro donde el que orienta y controla a los que ofician no ejerza también y además con maestría y ejemplaridad. ¿Es que puede alguien con dos dedos de frente pensar que se puede aprender cualquier oficio en esos cursillos de tres al cuarto que se organizan sobre gestión de la gestión de la gestión de las cosas? ¿Cómo no vamos a encontrar la chapucería y la mediocridad en todas partes, si el arquitecto se desentiende de la albañilería, el médico del trato directo con el enfermo y el pedagogo huye de las aulas? </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 28.4px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">En vez de repartir entre todos el poco trabajo que hay y también los sueldos, que sería lo cristiano, abandonamos el contacto con el sudor que conlleva todo quehacer real y nos elevamos, y con ello nuestros sueldos, hacia las alturas de los intocables dejando a cada vez más pocos cargando con lo mucho. El problema es que, como ya estamos viendo, empieza a pesar más el aire de las alturas que el suelo que lo sostiene. </span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-68359332367186323132014-08-01T10:37:00.001+02:002014-08-01T10:37:11.079+02:00LXV Educación y reduccionismo cientifista (3)<div style="font-family: 'Avenir Light'; margin-left: 56.7px; text-align: center;">
<span style="letter-spacing: -0.1px;"><span style="font-size: large;">LXV </span></span></div>
<div style="font-family: Avenir; margin-left: 28.4px; text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><span style="letter-spacing: 0px;"><b>Educación y reduccionismo cientifista</b></span><span style="font-family: 'Avenir Light'; letter-spacing: 0px;"> </span><span style="font-family: 'Avenir Light'; letter-spacing: -0.1px;">(3)</span></span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; min-height: 13px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Cuando Machado, por boca de su apócrifo Juan de Mairena, dice que lo específicamente humano es que el hombre quiere ser otro -y de ahí su defensa de lo apócrifo-, lo que afirma y defiende es que está en la esencia del ser humano querer ser mejor de lo que se es por nuestros condicionamientos fácticos, tanto biológicos, como sociales e históricos. Y es la educación el factor principal que nos permite elevarnos por encima de esos condicionantes. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"> Una concepción del ser humano, derivada de estas posturas reduccionistas, invalida de antemano y de forma radical la propuesta pedagógica de una educación humanística. En realidad, “educación humanística” es un pleonasmo: sólo un ser humano educa y es educable. Pero es cierto que podemos hacerlo de manera torcida y educar al hombre para ser menos que hombre. Si el hombre no puede ser más de lo que le toca en suerte en el terreno azaroso de los hechos, es decir, por nacimiento, raza, sexo, territorio o clase social, ¿qué sentido tiene la educación? Y si quienes son partidarios del reduccionismo consideran que de todos modos hay que educar a los niños y a los jóvenes, no será de ningún modo en los términos que aquí la planteamos. La educación se reduciría, según el “nada más que”, a ser una especie de entrenamiento del animal depredador para que rinda al máximo para su propio beneficio y, sobre todo, reporte los máximos beneficios a quienes dirigen la manada. Así es como de hecho está ocurriendo ya sin que nos demos cuenta, y así se presupone que debe ser en las propuestas que provienen del mundo del poder político, de la economía y de los medios de información y propaganda, potenciados por la técnica -es decir, de la Máquina-, tanto si se declaran explícitamente, como si se disimulan bajo las prédicas ideológicas en los nuevos púlpitos del “haz lo que digo pero no lo que hago”. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Para esta clase de educación, si se puede llamar así, no es necesario contar con que el hombre tenga libertad, ni autonomía, ni conciencia, ni responsabilidad a la hora de construir un mundo mejor -dentro y fuera de sí mismo, “lo de dentro es lo de fuera”-, del que le ha tocado al nacer. Bastará con que sepa manejarse con las herramientas técnicas, verdaderas prolongaciones de sus garras, que se les facilitan desde los centros de poder. De este modo vemos como se está consumando cada vez más la degradación del logos, de la razón apalabrada y empalabrada, de la razón en el sentido en que se ha entendido en nuestra tradición cultural, empezando por los griegos, siguiendo por los cristianos y más recientemente por la ilustración; una razón que se ha pervertido en <i>Razón Instrumental</i> -como ya denunciaran Horkheimer y Adorno en su <i>Dialéctica de la Ilustración</i>- al servicio, no sólo de la explotación de la Naturaleza, del predio planetario, sino de la explotación del hombre por el hombre, la explotación del hombre como caza y ganado del hombre. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Toda formación de lo humano debe basarse no en el que el hombre es “nada más que”, sino que puede ser “más que”. El hombre no es “nada más que” un patito feo, sino un cisne que necesita crecer y desarrollarse. El hombre es un bípedo implume que aspira a volar. Más que su genética y su cerebro biológico, más que mujer y más que hombre, más que catalán y más que extremeño, más que negro y más que blanco, más que de izquierdas y más que de derechas, más que proletario y más que burgués, más que lo que dicta su clan o lo que dicta su club, más que su empleo, sus títulos y su sueldo... Pues si el hombre no se esfuerza en ser mejor de lo que es, acabará siendo peor de lo que es. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Nuestra autodestrucción será inevitable si en el corazón de cada niño -que es Adán, humus, tierra fértil- no se siembra la convicción de que un mundo que sea verdadera morada humana -y no la selva de tántalo y niobio que estamos conformando- es posible. </span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Light'; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Las claves de este mundo, esta morada humana, y su lectura y comprensión por parte de quienes se educan, están recogidas en los textos fundamentales de nuestra tradición y en aquellos otros que hoy como ayer conectan con la sabiduría primordial que todo ser humano lleva en sí como potencial propio, en la apertura de su conciencia a los principios éticos permanentes y al cumplimiento y sentido de su vida. </span></div>
<br />
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-56608443274211036362014-07-08T11:30:00.001+02:002014-07-09T12:41:34.536+02:00LXI.- Educación y tradición (4)<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Educación y tradición (4)</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i><br /></i></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i>En el comportamiento de los hombres entre sí lo que importa es experimentar al tú realmente como un tú, esto es, no pasar por alto su pretensión y dejarse hablar por él. Para esto es necesario estar abierto [...] a la experiencia que caracteriza al hombre experimentado frente al dogmático. </i></span></div>
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span>
<br />
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><br /></i></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i>(T. W. ADORNO) </i></span></div>
</div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: 'American Typewriter'; letter-spacing: 0px;"><br /></span>
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0px;">Con motivo de tener que preparar una conferencia he vuelto a releer la novela de Mario Benedetti </span><span style="letter-spacing: 0px;"><i>Primavera con una esquina rota</i></span><span style="letter-spacing: 0px;">. Y ello me ha puesto en evidencia que el tiempo no pasa en balde por nosotros. Uno quiere creer que entiende mejor las cosas, por lo que se ha vivido; pero no estoy del todo seguro: es posible que simplemente las entendamos de otra manera. </span></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;">La novela tiene dos citas introductorias, de las que me interesa la primera, de Fernando Pessoa -de su libro “O guardador de rebanhos” y su heterónimo “Alberto Caeiro”-: </span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;"><i>Se soubesse que amanhâ morrìa </i></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;"><i>e a primavera era depois de amanhâ,</i></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;"><i>morrería contente, porque ela era depois de amanhâ.</i></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;">La traducción de nuestro querido y recordado Ángel Campos es la siguiente:</span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;"><i>Si supiese que mañana moriría </i></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;"><i>y la primavera llegare pasado mañana,</i></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;"><i>me moriría contento, porque ella llegaría pasado mañana.</i></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;">La cita es tan oportuna como significativa, pues la novela de Benedetti es claramente una novela de tesis en la que se apuesta por un "pasado mañana" muy determinado, que es la sociedad sin clases que propugna el comunismo. Se trata de un libro que a la vez denuncia y anuncia, de alguien que manifiesta su fe -una fe atea y secular- en una futura sociedad más justa. Yo he ido perdiendo poco a poco esta fe que mira hacia delante de la historia, como perdí la otra fe que miraba hacia arriba de los cielos. Una ha sido negada por la propia historia, y la otra no ha sido confirmada en su primitiva escatología. Hoy pienso, tratando de recuperar otra fe con más visos de realidad humana realizable y más acorde con una traducción e interpretación más adecuada de nuestra propia tradición, que ni adelante ni arriba, sino adentro, aquí y ahora. Ahí sigo buscando lo que posiblemente muchos hombres y mujeres encontraron ya hace tiempo, cuyos testimonios escritos leo y releo y cuyo ejemplo de vida tira de la pesada gravedad de mis egoísmos -individuales o de clase-. </span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;">Volviendo sobre la relectura de Benedetti, veo que hay tres cosas esenciales que yo he aprendido en mi pérdida de fe -o mi pérdida de candor- en el progreso colectivo:</span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;">Una, que nada ni nadie puede violentar la llegada de la primavera: “La primavera ha venido / nadie sabe como ha sido”, dice el poeta, el mismo que dijo aquello de “se hace camino al andar”. De igual modo, nadie puede imponer la fraternidad universal a la fuerza. “El don de sí mismo -dicen Juan Mateos y Juan Barreto comentando el Evangelio de Juan- es progresivo, es un camino, un crecimiento en intensidad y extensión. Se desarrolla la capacidad de amar y se descubren nuevas posibilidades de hacerlo”. Este es el camino que se hace al andar, no cabe violentarlo desde el poder, cualquiera que este sea. Aunque es cierto que a veces ayuda. </span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; letter-spacing: 0.0px;">Aparte de la revolución cristiana, que es permanente si se entiende como Dios manda, ha habido en nuestra reciente historia dos revoluciones importantes: una, la revolución francesa de 1789 que hizo la burguesía contra el Antiguo Régimen; y otra, en 1917, que hizo el proletariado contra la burguesía. La primera no supo resolver el encaje de la “égalité“ con la “liberté”; la segunda, no supo resolver el encaje de la “égalité” con la “liberté”. Ninguna de las dos supo dar respuesta a la cuestión de la “fraternité”. Por eso digo que la revolución cristiana es permanente, porque la “fraternité” -que es lo único que puede sostener al mismo tiempo la “égalité” y la “liberté”- no se puede imponer por la violencia de una revolución. Si cada hombre no cambia interiormente, los cambios revolucionarios se vuelven enseguida contrarrevolucionarios. </span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">La segunda cosa esencial, derivada de la anterior, que yo creo haber aprendido es que la actitud de entrega total a una causa noble -como la que Benedetti pone en evidencia en los personajes de su novela-, hasta estar dispuesto a dar la vida por ella, es algo que también viene del cristianismo -nada que ver con la </span><i style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">yihad</i><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> del fundamentalismo islámico-. Lo señala como de pasada el propio Benedetti - página 205 de su novela- dando las gracias a John Ford por la épica y la ética que nos regala en sus películas </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">Es cristianismo lo que vemos en las películas de John Ford, donde todo está humanamente en su sitio, incluso el pecado.</span></span></div>
<div style="margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="letter-spacing: 0.0px;">La tercera cosa esencial aprendida, que la lectura de Habermas -ateo, también como Benedetti- me ha confirmado, es que las religiones, y especialmente la cristiana, están aquí para quedarse. No son reliquias de un pasado que irá pasando a mejor vida como consecuencia de la tarea ilustradora y política del materialismo, el positivismo o el cientifismo. Es lo que yo creo que piensa, sin embargo, Bendetti, cuando en su novela dice que el rezar “todavía se usa” -página 196-. En este “todavía” hay un prejuicio bastante común a la ideología progresista, que piensa que el progreso, tal como ellos lo entiende, arramblará con todo resto tradicional. Habermas, más sobrio, no lo piensa así, y considera que debemos todos acostumbrarnos no sólo a tolerarnos y convivir unos con los otros, sino que tenemos también que hacer el esfuerzo de aprender los unos de los otros. Esta apertura total al aprendizaje es, valga la redundancia, el aprendizaje más valioso de cuantos he aprendido. </span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">Como dice Adorno:</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;"> </span><i style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">En el comportamiento de los hombres entre sí lo que importa es experimentar al tú realmente como un tú, esto es, no pasar por alto su pretensión y dejarse hablar por él. Para esto es necesario estar abierto [...] a la experiencia que caracteriza al hombre experimentado frente al dogmático</i></span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><br /></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-16802094041795767382014-06-29T11:35:00.000+02:002015-03-25T12:55:59.927+01:00LX.- HOMO LUDENS<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 42.5px; text-align: center;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">LX</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 42.5px; text-align: center;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Homo ludens</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 42.5px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<i><span style="font-size: x-small;">Cuando ponía uh límite al mar, y las aguas no traspasaran su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo [la sabiduría] estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanta cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia (Prov. 8, 29-3O)</span></i></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 42.5px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Como dice Johan Huizinga al comienzo de su “Homo ludens”, no somos tan razonables como pensaban los hombres de la ilustración. La corrupción de la diosa razón en razón instrumental, que denunció la Escuela de Franckfurt y que los hechos del pasado siglo pusieron en evidencia, nos dice que el “homo faber”, como se quiso definir al hombre, no sólo es una definición insuficiente, sino peligrosa. “El hombre es un animal que fabrica herramientas” -la definición es de Benjamín Franklin-, sí, pero si olvidamos el problema de cómo tiene que usarlas, el hombre no pasa de ser un animal que en vez de garras, tiene herramientas: un lobo con garras y colmillos protésicos. ¿No es la herramienta sino una prolongación de la mano que a-garra y del pie que huye o persigue? En contraposición, Huizinga propone definir al hombre como “homo ludens”, un animal que juega, con la salvedad, señalada por él mismo, de que el juego no es algo exclusivo del ser humano, pues los animales también juegan. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">¿Qué es entonces lo que constituye propiamente lo humano? ¿En qué se distingue la humanidad de otras especies? Se trata de una discusión importante en un contexto donde ha pasado a ser un lugar común ese discurso reduccionista del “no es nada más que...”, con el cual el ser humano queda reducido a ser menos que un animal, o aún peor, el animal más dañino y peligroso de la creación. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Huizinga no habla del juego como un elemento más que se manifiesta en todas las culturas humanas, sino que considera que la cultura como tal brota de algo más primordial, más de fondo, que está en la estructura esencial de lo humano, que es el juego. El juego como fenómeno cultural, es decir, propiamente humano y, por tanto, como una manifestación del espíritu que va más allá de su función biológica o de supervivencia, como a veces también se interpreta. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Alguien dirá, pensando en los temas “serios” -ética, política, religión...- del pensamiento y la cultura, que esta definición antropológica del “homo ludens” se trata también de un reduccionismo. “Con las cosas de comer no se juega”, se dice cuando se quiere poner de manifiesto la importancia de un asunto y su seriedad dramática. Pero el espíritu es juguetón por naturaleza, pienso yo, y no tiene ningún inconveniente en ser al mismo tiempo serio. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Viendo jugar a unos gatitos se puede comprobar que las características esenciales del juego son compartidas con los juegos infantiles del cachorro humano y, yendo un poco más allá, con los juegos más serios de los adultos. Vemos su manifestación ceremoniosa, ritual y a la vez estética, tal como aparece en los gestos, movimientos y actitudes graciosas -llenas de gracia-; observamos cómo se cumplen ciertas reglas implícitas que los jugadores no traspasan -no se hacen daño en el juego que se desarrolla con las garras escondidas-; comprobamos lo que tienen también de representación teatral, con sus gestos de enfado feroz que no se traducen nunca en una agresión efectiva; vemos, sobre todo, el carácter gozoso que el propio juego pone en evidencia en quienes participan en él. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">El juego es algo muy serio. Que se lo digan a los niños cuando juegan o a los músicos, bailarines y artistas en general cuando crean y recrean sus obras. Esta polisemia del significado del juego la recoge mejor la palabra </span><span style="font-family: 'Hoefler Text'; letter-spacing: 0px;"><i>play</i></span><span style="letter-spacing: 0.0px;"> del inglés, que significa al mismo tiempo jugar, tocar un instrumento, actuar, hacer algo de forma inspirada...</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">El hecho de que el hombre comparta con los animales el juego no nos tiene que llevar a ninguna clase de reduccionismo del “nada más que...”, sino a considerar qué hay en el hecho común de la vida, animal y humana, que la trasciende, pues se sitúa incluso antes de la creación entera, según nos dice el poema bíblico: antes de que existiera el mundo, la Sabiduría estaba en presencia de Dios, como una niña que jugaba y aprendía en su presencia (Prov. 8, 29-30). </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">El juego va más allá de una actividad puramente biológica y funcional y aparece como algo gratuito y a la vez lleno de sentido. Como el baile, la música, el arte en general, sobrepasa los límites del reino de la necesidad y penetra, como en su casa propia, en el reino del espíritu y de la libertad, el reino de lo creativo o recreativo, el reino del espíritu. Si decimos “espíritu”, puede sonar a excesivo, pero si decimos “instinto”, como nos dice Huizinga, nos suena a demasiado poco. Yo diría que el juego es una manifestación, entre otras -el arte, el humor...- de que somos “espíritu encarnado”.</span><span style="letter-spacing: 0px;"> </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 42.5px; min-height: 16px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<br />
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 42.5px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.1px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-24715951509529109102014-06-21T13:30:00.002+02:002014-06-21T13:30:29.881+02:00LIX.- Educación y tradición (3)<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Educación y tradición (3)</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"> </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Hoy, en el fondo de la crisis educativa que padecemos -que es mucho más que económica- , está la ruptura de esa entrega de nuestra tradición, la ruptura con la tradición cultural en la que unas generaciones han crecido y se han formado. No sólo la ruptura, está su negación; la demolición progresiva del edificio donde han convivido y crecido tantas generaciones; sobre cuyos escombros se pretende erigir precipitadamente un edificio transformado en una nueva Babel. Nuestra casa es hoy una Babel, en permanente reconstrucción inacabada, y sus escrituras se presentan como un galimatías de palabras en distintas lenguas y con distintos significados. Palabras convertidas en monedas de cambio, sometidas a la inflación, la devaluación, el falseamiento, el desfalco y el robo.</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-bottom: 5px; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Esto no es nuevo, pues el hombre, independientemente de sus conquistas técnicas, de la acumulación de herramientas, sigue siendo en el fondo el mismo, como nos dicen, a su manera, los antiguos mitos, como el de la Torre de Babel. La descolocación y degeneración hoy de las nobles palabras, puestas al servicio del poder, el mercado y la propaganda, han convertido nuestra sociedad en una nueva Babel en la que el empalabramiento y apalabramiento del mundo se vuelven cada día más difíciles.</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-bottom: 5px; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">El mito de la Torre de Babel es una historia extraña que, como otras historias bíblicas, tiene muy poco sentido si es interpretada al pie de la letra. El lenguaje de la Biblia es simbólico y, por tanto, exige una lectura e interpretación simbólicas. No voy a detenerme mucho en esa interpretación. Sólo esbozaré las siguientes notas: en el argumento del mito hay una degradación, se baja a una llanura. Se cambia algo natural, sólido y perdurable, la piedra, por algo artificial y más frágil, el ladrillo. Se parte de una unidad y se va a la dispersión. En vez de usar la mezcla, que fragua, solidifica y une, se usa el alquitrán, que se derrite y se vuelve líquido con facilidad -la sociedad líquida de Bauman-. Hay una actitud de soberbia, una hybris: se quiere ser como Dios, llegar al cielo. Y hay, consecuentemente, un castigo por esa hybris, que consiste en confundir las lenguas, en la incomunicación y la obsolescencia de los valores y los significados, que lleva a la postre a desbaratar los planes de los hombres ensoberbecidos.</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Lo que nos dice el mito de Babel no es una advertencia exclusiva de nuestra tradición, pues el ser humano es el mismo en todas partes y comete los mismos errores una y otra vez. Así, también Confucio, el gran sabio chino, hace ya también algunos siglos nos advertía sobre lo mismo al hablar de las palabras: </span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i>Cuando las palabras no son correctas, entonces lo que dicen no es lo que se piensa; y los asuntos no se llevan a cabo como conviene. No llevando bien a cabo los asuntos, entonces no dan fruto la moral ni el arte. Cuando la moral y el arte no dan fruto, entonces la justicia no cumple su misión. Cuando la justicia no cumple su misión, entonces el pueblo no sabe dónde ha de poner ni los pies ni las manos. Por tanto: no permitas ninguna arbitrariedad con las palabras.</i></span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Tanto el relato bíblico como la cita de Confucio nos alerta sobre las consecuencias de esa bobalicona complacencia en ocultar la realidad a base de un uso del lenguaje torcido y engañoso que, como el prestidigitador, nos hace ver conejos y palomas saliendo de oscuras chisteras. Tenemos que empezar, si queremos ser honestos con la verdad y con la realidad, por llamar a las cosas por su nombre sin ninguna clase de prejuicios ni intereses espurios. Tal vez a partir de esta clarificación con las palabras podamos empezar a enmendar los asuntos y llevarlos a cabo como es debido, pues sólo desde esta clarificación puede realizarse un verdadero diálogo con la realidad, con los otros y con uno mismo. Y sólo desde ese diálogo con esa realidad que señalan las tres personas gramaticales –yo, tú, él- se puede realmente educar.</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Este es el síntoma principal de la confusión hoy reinante: la descolocación interesada de las grandes palabras y la consecuente degradación de sus significados. Nunca como hoy se han oído tantos discursos en donde aparecen las más hermosas palabras que ha recogido, no sin sudor y sangre, la historia de la humanidad, referidas a las grandes ideas que los seres humanos han ido conquistando con un largo sufrimiento: amor, bondad, verdad, libertad, igualdad, fraternidad, belleza, justicia… El gran engaño está en que dichas palabras se han ido colocando en lugares que no son los suyos; lugares abstractos del poder ajeno que reclaman para su realización el concurso siempre de otro y que nos ofrecen, a cambio de la falsa mercancía, la liberación de la responsabilidad personal de su realización. Esta arbitrariedad con las palabras es la que debe ser combatida en primer lugar para que puedan realizarse las grandes ideas y no sus espurios simulacros. Ya lo dijeron también Adorno y Horkheimer: </span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i>Si la opinión pública ha alcanzado un estadio en el que inevitablemente el pensamiento degenera en mercancía y el lenguaje en elogio de la misma, el intento de identificar semejante depravación debe negarse a obedecer las exigencias lingüísticas e ideológicas vigentes, antes de que sus consecuencias históricas universales lo hagan del todo imposible.</i></span></div>
<div>
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i><br /></i></span></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-78685997687059524742014-06-20T12:16:00.001+02:002014-06-20T12:16:11.421+02:00LVIII.- Educación y tradición (2)<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Educación y tradición (2)</span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; font-size: 10px; margin-left: 14.2px; min-height: 11px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"><i></i></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-size: x-small;">Saber cómo se participa en una praxis argumentativa es una competencia que debe vincularse con un conocimiento que se nutra de las experiencias vitales de una comunidad moral </span></i></span></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman'; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-size: x-small;">(JÜRGEN HABERMAS)</span></i></span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 14.2px; min-height: 26px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Como vengo diciendo, el problema no son los cambios, sino su sentido y su velocidad. Cambiar supone cambiar algo y, consecuentemente, cambiar-se en algo. Y esto, que afecta no sólo a nuestra salud, a nuestro equilibrio y buen vivir personal, sino también a todos, tiene sus riesgos. De ahí la necesidad de realizar los cambios con prudencia sabia y con paciencia comprensiva. Esta es la gran tarea pedagógica. Pretender cambiarlo todo mediante permanentes campañas de propaganda y operaciones legislativas de ingeniería social, ignorando la memoria de los pueblos y considerando a los sujetos del cambio como robots mecánicos, es atribuir a los jefes de gobierno de turno características de omnisciencia y omnipotencia que sólo pertenecen a los dioses. Por eso, son la conciencia formada de los individuos, su libertad y responsabilidad, y las instituciones y organizaciones civiles independientes de los gobiernos las que deben constituir el necesario equilibrio compensatorio para que, en una democracia de verdad, la entrega de una tradición se haga con las garantías que permitan la convivencia de todas y cada de las distintas memorias que la historia ha hecho confluir en la constitución viva de un pueblo. Y permitan también que los cambios necesarios se hagan desde la comprensión y aceptación de los mismos por una mayoría formada y educada, de individuos autónomos y libres, verdaderamente responsables de sus actos. Para que, como han dicho Adorno y Horkheimer, “la humanidad no se deje dominar, en lugar de por la espada, por el aparato gigantesco -[la Máquina]-, que al final vuelve una vez más a forjar la espada”</span><span style="letter-spacing: 0px; text-indent: 14.2px;">.</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Para que los cambios no sean impuestos se precisa una formación para el cambio. Una formación que exige partir siempre del reconocimiento general del continuum de nuestra tradición, nuestra memoria colectiva, sus aspectos obsoletos y aquellos que siguen vivos y vigentes, que en sus orígenes y principios tenían un carácter religioso y lo siguen y lo seguirán teniendo para mucha gente. Para otra gente, la lectura e interpretación de tales aspectos podrán tener un sentido secular o laico, pero no deberían tener nunca un sentido antirreligioso. Se miren como se miren, “La pasión según San Mateo” de Bach, “La Piedad” de Miguel Ángel, “La Divina Comedia” de Dante o “El Cántico Espiritual” de San Juan de la Cruz formarán, junto con la “Crítica de la Razón Pura” de Kant, “El Capital” de Marx y las obras de Nietzsche y Freud, siempre parte esencial de nuestra tradición. Las tablas del Sinaí, el Sermón del Monte y el grito de “liberté, egalité y fraternité” deben formar parte complementaria de un proceso de humanización irrenunciable. Y nadie podrá negar que tanto las antiguas manifestaciones religiosas, como las que más recientemente ha aportado la modernidad laica, hablan de experiencias antropológicas incuestionables compartidas por gran parte de la humanidad de todas las épocas y lugares. Desde ese general reconocimiento y desde las distintas lecturas de tales experiencias, se deberían adoptar unos criterios comunes que se constituyeran en puntos de orientación básica compartidos en nuestro presente. Junto a ello, es preciso también introducir los temas de la crítica y la búsqueda, no sólo frente a lo heredado –obligando a su permanente reinterpretación-, sino especialmente frente a los poderosos medios de persuasión que en la actualidad desarrolla La Máquina. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Desde esta perspectiva, la cuestión de la “religión” en la escuela está creo yo desenfocada, pues se reduce a una pelea entre laicos y religiosos por ocupar un espacio social en el que ejercer influencia e impartir doctrina. Todas las religiones presentan, en algún momento de su historia, periodos en los que los fanáticos ocupan el control. Si se enarbola la bandera del “laicismo” como si fuera una religión del Estado, como la que hubo en Roma o en la Alemania nazi, tenemos lo mismo: y se querrá desterrar de la vida pública a las religiones tradicionales, porque el fanático entiende que la suya, aunque sea antirreligiosa, es la única verdadera. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Los textos fundamentales que suponen la base de la civilización humana en todas las culturas -especialmente en la nuestra, una de las llamadas “religiones de libro”- tienen, por su larga historia, un carácter religioso. ¿Qué se puede hacer para que en las escuelas públicas no se imparta ninguna doctrina religiosa sin que haya que prescindir del tesoro de sabiduría y fundamento de nuestra cultura que suponen nuestros textos religiosos fundacionales, como es el caso de la Biblia? Se trata de textos, que leídos como requiere su carácter simbólico -la lectura literal que hacen fundamentalistas religiosos y antirreligiosos resultan a estas alturas ridículas- que nos proporcionan las bases de nuestra cultura y de nuestra humanización, que nos permiten entender mejor el mundo que hemos configurado como nuestra morada a lo largo de más de veinte siglos y nos permiten también conocernos y entendernos mejor a nosotros mismos, como hombres y mujeres, como proyecto en la evolución consciente de la vida y nuestro lugar y papel en ella, del que hoy estamos obligados a hacernos cargo si queremos tener futuro. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">George Steiner llamó a las parábolas y milagros del evangelio “metáforas desplegables” y ciertamente lo son y siguen desplegándose, es decir, explicándose, interpretándose y desarrollándose en su mensaje plenamente humano. Si se confinan al custodio exclusivo de una curia religiosa y a su función de catequesis, se corre el peligro de sean letra muerta de una doctrina; o, sencillamente, que se hurte su lectura a los hombres y mujeres que no están adscritos a ciertas prácticas religiosas; una lectura que es fundamental para nuestra formación como seres humanos. Resulta chocante que consideremos positivo el manejo, muchas veces de manera cuando menos ligera, de los textos fundamentales de otras culturas -especialmente las orientales -, lejanas y en realidad desconocidas por falta de vivencia personal y social en el interior de las mismas, y, en cambio, despreciemos absurdamente, en nombre de una especie de ilustración convertida en ideología de masas, en creencia de una nueva religión antirreligiosa, los tesoros propios de nuestra tradición. </span></div>
<br />
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8096788724109583256.post-33201704092442135522014-06-17T12:16:00.002+02:002016-08-12T00:17:38.360+02:00LVII.- Educación y tradición (1)<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 24px; margin-left: 14.2px; text-align: center; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Educación y tradición (1)</span></div>
<div style="font-family: 'Avenir Next Condensed'; font-size: 11px; min-height: 15px; text-align: right;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; text-align: center;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-size: x-small;">Para nosotros, lo pasado es lo que vive en la memoria de alguien, y en cuanto actúa en una conciencia, por ende incorporado a un presente, y en constante función de porvenir.</span></i></span></div>
<div style="font-family: 'Hoefler Text'; text-align: center;">
<span style="letter-spacing: 0px;"><i><span style="font-size: x-small;">(ANTONIO MACHADO)</span></i></span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0px;">Tenéis que perdonarme que hable más de una vez de esa característica antropológica que constituye una de las constantes o condiciones del vivir humano, su ambigüedad constitutiva. El hombre no es ni bueno ni malo, sino ambiguo. Y esa ambigüedad es la que plantea la exigencia de la educación. Pero, ¿qué sirve de referencia a la tarea educativa? ¿Cómo se recoge esa tarea de civilización a lo largo de siglos? Cada ser humano al nacer no se encuentra con el mismo mundo a estrenar que se encontraba el australopiteco, sino con un lugar humanizado, civilizado, dotado de sentido por las generaciones sucesivas que han vivido en una geografía determinada y han realizado un cierto recorrido histórico. Cada nuevo ser humano es acogido en un lugar constituido en morada, un lugar ordenado, un espacio lleno de significados y sentido, en definitiva, una casa familiar. ¿Cómo se constituye ese lugar en una morada protectora y con sentido, de manera que sea reconocida como nuestra, es decir, como humana, y en la que a la vez nos reconozcamos como tales? Esa constitución se realiza mediante la transmisión, recepción e interpretación de una tradición. El acto pedagógico esencial consiste en la entrega y recepción de las escrituras de esa casa, que una generación cuida para dejarla en herencia a la siguiente. Unas escrituras que no son simplemente unas referencias legales y formales, sino que tienen un contenido sobre el significado y sentido de esa casa, sobre las maneras de convivir en ella, de conservarla y cuidarla, de mejorarla.</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">La palabra “tradición” contiene en su etimología –como ha señalado Luis Duch</span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">- un aspecto activo y otro pasivo, tradere y transmittere, entrega y recepción. Se entregan unas herramientas probadas, unas hipótesis verificadas, unos valores aceptados. Se reciben unas herramientas sustituibles por otras más potentes y precisas, unas hipótesis abiertas a nuevas interpretaciones, a nuevos contextos, unos criterios que han de ser una y otra vez valorados y acordados en base a cada experiencia que es la vez personal y colectiva. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">La interpretación o recepción de esas escrituras, de esa tradición, es una suerte de reescritura. Las escrituras constituyen ese acervo que llamamos, en un sentido amplio, “nuestra literatura”, a la que, pecando siempre de etnocentrismo, llamamos “universal”. Son los textos que nos sirven de referencia, las escrituras de una casa que forman parte de su misma hechura. Y su entrega y recepción, que es la tarea pedagógica que liga una generación a otra, no es otra cosa que eso: una permanente interpretación o reescritura de textos: versiones, glosas, comentarios, síntesis… Esta reescritura, interpretación y recepción se lleva a cabo mediante procedimientos de selección, de añadidos, de reordenación, de sustituciones, que exigen la adaptación a los tiempos desde una honrada y veraz constatación de la realidad. La entrega de esas escrituras no es simplemente la entrega de un acta notarial que hay que guardar y conservar. Casa y escrituras de la casa son entes vivos que necesitan remozamientos y reajustes que miren desde el pasado el presente hacia el futuro. Y esto también debe formar parte de la entrega y de la recepción, que debe ser crítica y veraz. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">La función de toda tradición, su entrega y recepción –que constituye toda tarea educativa- es facilitar y propiciar el gozne con que una generación se une a la siguiente, permitiéndole así progresar hacia un futuro de civilización sin tener que partir de cero. La tradición se sitúa entre la rememoración del pasado y la anticipación del futuro y de esta manera sitúa a su vez a cada nueva generación en el punto de encuentro del camino donde se ha de recoger el testigo. Todo ello sirve para reducir la complejidad de la existencia y la angustia del vivir, para que el nuevo ser humano se sienta acogido, protegido por valores, costumbres y significados; en definitiva, por unas reglas de interpretación para leer un mundo que en principio le es hostil y que nadie puede leer por él. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Hoy, sin embargo, incluso desde las mismas instancias educativas y pedagógicas, hay un empeño en romper ese gozne, una clara batalla contra todo lo que suena a tradición. Están, por un lado, la velocidad de los cambios. El valor de lo novedoso, que se ha impuesto como mentalidad, insufla un ritmo maquinal a los acontecimientos, los proyectos, las proclamas políticas, los hallazgos tecnológicos. Todo envejece muy rápidamente y lo mismo que las cosas las ideas se arrumban y se sustituyen por otras antes apenas de ser usadas y comprendidas. Es el fenómeno de la obsolescencia. Ello propicia a la vez la exclusión de valores e ideas tradicionales a favor de una irrealidad virtual manipulada por diversos poderes económicos, políticos y mediáticos. Las palabras dejan de significar hoy lo que significaban ayer mismo y cambian su referente, con su marchamo de cierta universalidad y permanencia, degradándose en razón de intereses particulares políticos o económicos de carácter coyuntural. </span></div>
<div style="font-family: 'American Typewriter'; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;">Consecuencia de todo esto es que ya no reconocemos nuestros lugares ni nos reconocemos a nosotros mismos en ellos. Se ha roto el hilo del sentido, la cuerda a la que nos vamos agarrando al crecer, orientados y protegidos en nuestro proceso de maduración y formación. Se ha abierto un abismo entre generaciones, que desde un lado a otro lado de la sima se dan voces sin entenderse. Así, tanto el que ha de hacer la entrega como el que ha de recibirla, pierden, al perder el contacto, el engarce, el diálogo, la discusión, la educación en suma. Y como las frutas hoy, los jóvenes maduran en el frigorífico y los viejos se pudren en los trasteros del desahucio. </span></div>
<br />
<div style="font-family: 'American Typewriter'; font-size: 12px; margin-left: 14.2px; min-height: 13px; text-align: justify; text-indent: 14.2px;">
<span style="letter-spacing: 0.0px;"></span><br /></div>
Benito Estrellahttp://www.blogger.com/profile/01494874554474677116noreply@blogger.com0